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Amanda (i) y Tamia hicieron un homenaje musical a Fernando Villavicencio, durante el cierre de campaña presidencial de Christian Zurita, su reemplazo.Henry Lapo

Conmovedor e íntimo relato: Así fue el último fin de semana de Villavicencio con sus hijas

Amanda y Tamia revelan el lenguaje especial en el que se comunicaban con su padre. El candidato fue asesinado el día que una de ellas se casó

Los recuerdos de las hermanas Villavicencio están anclados en haikus (pequeños poemas de no más de tres versos) que se enviaban con su padre. No era una comunicación tradicional...

Amanda y Tamia, con sus torsos cubiertos con chalecos antibalas, pero con el corazón adolorido, conversaron con EXTRA - días antes de las elecciones extraordinarias- sobre las definiciones que tienen de su padre Fernando, asesinado tras un mitin político en el norte de Quito, el 9 de agosto.

– ¡Ey! Ya es hora. Escapémonos juntos. Lleva saquito. Fue el haiku que Amanda, la mayor, de 33 años, le envió a su papá a las 11:00 de ese miércoles fatídico.

–Espero que hoy se acabe esto y quedar liberado. Respondió él, como si estuviera presintiendo lo que iba a pasar.

Amanda cree que sí, que era algo premonitorio y que, finalmente, no le importó morir.

60 años iba a cumplir el próximo 11 de octubre Fernando Villavicencio.

Él era candidato a la presidencia, periodista e investigador. Ellas dedicadas a la música y al arte. “Siempre fuimos libres. Nunca tuvimos de nuestros padres alguna imposición”, dice Tamia, la menor de 26.

No vivían con él, pero se escribían todos los días. “Mi padre era poesía. Yo me sentía con él como en una batalla de gallos. Nos respondíamos con versos”, recuerda Amanda.

No llegó a la boda

Las hermanas atesoran fotos de momentos compartidos con el candidato asesinado.Cortesía

Ese 9 de agosto, unas horas antes del magnicidio, Tamia contrajo matrimonio civil. “Yo le mandé una foto nuestra (ella y su marido), así como mordiendo el pastel”, cuenta.

–Una nueva vida comienza, sepan aprender de nuestros errores y de nuestros aciertos. Le respondió Fernando.

"El legado que nos dejó fue la valentía. Él no tenía miedo, por eso puso sobre sus hombros la corrupción de este país”.Tamia Villavicencio 
Hija

Tamia fue quien le pidió a su padre que no interrumpiera su agenda de campaña. Ya se verían el próximo lunes.

“Le dije: ‘Papi, no te preocupes, en este sueño estamos todos. No es necesario que vengas’”, relata.

Para ella, la muerte de Fernando ha sido una sacudida para perseguir sus sueños. “Yo estoy contenta porque él sí los cumplió. Desde niño luchó mucho”, agrega.

Villavicencio nació en Sevilla, una parroquia de Alausí, provincia de Chimborazo. Sus hijas murmuran la historia del toro rojo, un animalito que su padre compró y cuidó con mucha dedicación. “Desde ahí siempre luchó, desde niño”, espeta Tamia.

Lo admiran y resaltan de él la valentía de mostrar la corrupción. “Siempre estaba trabajando, maquinando, pensando. Nosotras nacimos en esta lucha”, responde Amanda.

Una lista de instrucciones

Padre e hijas no se veían tan seguido como querían, pero el último fin de semana antes de su muerte pudieron escaparse.

“Tratamos de darle cariño, de que se libere de las preocupaciones con series tontas y juegos”, recuerda Amanda.

Vieron ‘Sabrina, la bruja adolescente’ y otras series japonesas. ‘Changaron’ como si ambas aún fueran unas niñas. “Ya sabemos que estamos grandes, pero él siempre nos trataba con la ternura de unas niñas”, dice Tamia.

Le llevaron los frutos secos que tanto le gustaban y hasta se sentaron a tomar agua de orégano con bicarbonato, luego de repletarse con golosinas.

Ellas creen en las revelaciones cósmicas y las energías universales. Para ambas, la tragedia ha sido eso, una revelación de que deben defender su legado. “También me dijo que quien quiera tomar el poder usando su nombre no lo dejemos. Para eso estaba Christian (Zurita, periodista y candidato que lo reemplazó en los comicios y que terminó en tercer lugar, tras obtener el 16 por ciento de votos)”, explica Amanda.

Los últimos días fueron como una especie de lista de instrucciones a las hermanas. De mimos, de abrazos, como cuando alguien ya se está despidiendo.