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Una vecina que vive frente al edificio dice que vio el espíritu de una religiosa.GUSTAVO GUAMAN

Enigmas: Una monja los observa desde el hospicio San Lázaro

Los moradores del centro de Quito aseguran que las almas de pacientes caminan por los pasillos. Espíritus buscan a Dios, dice un sacerdote.

Por las noches dicen que huele a podrido. Que se escuchan voces, gritos, llantos… Incluso, una moradora asegura haber visto el fantasma de una monja en el balcón del antiguo hospicio San Lázaro ubicado en la calle Ambato y Barahona, en el centro de Quito.

Este lugar funcionó más de 300 años, desde la época de la colonia. Durante ese tiempo sirvió de acogida para huérfanos, leprosos y personas con problemas mentales. A principios de la década del 90 los pacientes fueron trasladados a casas de salud especializadas y el edificio fue abandonado.

Desde entonces los moradores de los sectores aledaños han presenciado eventos paranormales y creen que se debe a las almas en pena de los enfermos que pisaron el manicomio.

Cuatro personas en situación de calle que duermen cerca de la puerta, en la calle Ambato, cuentan que por las noches, desde una zona del edificio, se emana un olor desagradable, “a podrido”, concuerdan.

También les han movido las cobijas y escuchan como si alguien desde adentro golpeara a la puerta. “Podría ser el alma de mi amigo a quien le encontraron muerto ahí”, dice uno de ellos.

Adriana Hidrobo reside frente al edificio desde que tenía cuatro años. Siempre ha escuchado a sus vecinos hablar sobre las almas de los paciente. Ella, por su parte, se topó con el espectro de Lucía, una monja que trabajó en el lugar y murió hace más de 10 años. “No me dio miedo. Recé por ella”, aclara.

Leonidas Tacuri, habitante de San Roque, a cinco minutos del hospicio, también guarda una experiencia macabra de este sitio. Cuando caminaba por la esquina de la calle García Moreno, escuchaba gritos y lamentos de mujeres.

Los vecinos escuchan golpes en la puerta.GUSTAVO GUAMAN

Misericordia por ellos

El padre franciscano Mauricio Benavides explica que desde la iglesia se les catalogarían como almas de purgatorio que están buscando a Dios, pero que no lo han encontrado porque mientras vivían “no eran coherentes en su pensar, sentir y actuar”.

Además, indica que desde la religión hay que mirar a estos espíritus con misericordia y que se debe rezar para que encuentren la salvación de las almas, ya que “no se conoce si ellos mueren con fe”.

Christian Adrena, experto en temas paranormales, indica que las personas que tienen estos “desórdenes” desgastan mucha energía cuando están vivas y que cuando mueren se desatan por el lugar provocando eventos raros. “No es de sorprenderse que en un sitio como este existan apariciones, ruidos y demás cosas, pues la soledad y dolor que había pueden expresarse en hechos paranormales”.

Algunos habitantes de calle que viven cerca dicen que las almas les quitan las cobijas.GUSTAVO GUAMAN