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El momento del sepelio fue conmovedor. Familiares lloraron la partida del jugador.Luis Cheme

La emotiva despedida de Marco Angulo tras su trágico fallecimiento

Familiares y amigos acompañaron en el velorio y sepelio del exitoso jugador. Su madre estaba desconsolada

Por Luis Cheme / Byron Castillo

14 de noviembre, 2024

Rocafuerte, Esmeraldas, la parroquia que vio nacer a Marco Angulo también despidió sus restos luego de una ceremonia fúnebre que conmovió a los habitantes.

El futbolista, de 22 años, sufrió un accidente automovilístico el lunes 7 de octubre en la Autopista General Rumiñahui, al oriente de Quito. Murió luego de permanecer 35 días en el hospital.

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Su madre, Rina Solórzano, fue la que más estremecida estuvo durante la velación que la realizaron en la iglesia María Madre de Gracia.

Marco había partido de su hogar a los 14 años con el corazón repleto de anhelos y la determinación de ser futbolista.Luis Cheme

La mujer se aferraba a un retrato de su hijo y recordaba los momentos que compartió con él. “Yo le di la vida, y él me dio muchas alegrías, me regaló todo y ahora me deja el corazón roto”, expresó con voz temblorosa.

Rina recuerda que nunca se perdía un partido de su hijo, lo veía con entusiasmo por televisión o, cuando había la oportunidad, lo acompañaba desde las gradas de un estadio.

La progenitora también era consciente de las sombras que a veces acompañan a los jóvenes que buscan el éxito. “A veces los futbolistas tienen un modelo a seguir equivocado. Se van por el camino de las bebidas, la diversión y las mujeres. Es un camino que no conduce a nada”, puntualizó.

¿Cómo fue el sepelio del jugador?

El cortejo fúnebre se dirigió al cementerio general de Rocafuerte. La tristeza se hacía palpable en cada paso hacia la última morada de Marco.

Sus amigos cargaban el ataúd y lloraban desconsolados recordando las anécdotas que tuvieron con el futbolista que se desempeñaba como volante en Liga de Quito.

Al llegar al cementerio, el ambiente se tornó aún más solemne. Rina se acercó al ataúd, tocando suavemente la tapa, como si quisiera despertar a su hijo de un sueño eterno. “Te amo, mi niño. Siempre estarás en mi corazón”, susurró entre sollozos, mientras los demás se unían en un abrazo colectivo.

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El momento de la despedida fue desgarrador. Los amigos de Marco, en un gesto de amor y respeto, colocaron flores sobre su tumba, mientras algunos se comprometían a mantener viva su memoria a través del fútbol, el deporte que tanto amaba. “Prometemos jugar por ti, Marquito. Tu pasión seguirá viva en cada partido”, dijeron.

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