La búsqueda de Justin reflejó el cariño que le tenían sus vecinos. Quienes conocían al adolescente, de 16 años, solidariamente colaboraron para poder encontrarlo, luego de que desapareció el domingo en el río Guayas. Ese gesto bondadoso fue un hecho positivo, a pesar del triste final del chico.

Las esperanzas de encontrar vivo al joven se terminaron a las 06:00 de este martes 30 de enero del 2024, cuando canoeros que navegaban por el río observaron su cadáver flotando cerca de un astillero privado.

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“Ellos vinieron a avisar y de ahí se lo trajo a tierra. La gente se unió desde que desapareció para poder encontrarlo, porque lo queríamos mucho”, contó Verónica Cruz, quien vive cerca de la casa donde el muchacho residía.

Según contaron familiares del menor, el chico había estado jugando con un grupo de amigos cerca del río. En un momento, al parecer, mientras se divertían, él y dos de ellos se lanzaron al agua. Sin embargo, solo Justin no pudo salir del río.

Personal del Cuerpo de Bomberos colaboró en la búsqueda, informó la institución, publicando fotos y videos al respecto.

Los vecinos y parientes de Justin se reunieron desde la tarde del domingo en un terreno desocupado, que tiene unas construcciones abandonadas. Aquel sitio está ubicado a orillas del Guayas, en la Pradera 3, ciudadela al sur de la urbe porteña, cerca de donde vivía el menor.

Ese fue el punto de concentración para quienes quisieron colaborar de alguna forma con la búsqueda. Al lugar también llegaron aquellos que estaban pendientes de cualquier información al respecto del colegial.

En el sitio se vivió una especie de vigilia, pues muchos vecinos se quedaron hasta el amanecer del lunes, otros siguieron allí varias horas durante ese día, e igualmente se hicieron presentes la madrugada de este martes.

Los trabajadores de empresas aledañas al terreno también apoyaron en la localización del adolescente en los momentos en que se les hizo posible hacerlo.

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Cuando el cuerpo finalmente fue hallado lo llevaron hacia el terreno baldío, lo taparon con una sábana y alrededor le colocaron seis velas blancas encendidas, para rezar por el joven.

A las 09:50 todavía no lo retiraban de allí, pero ya se encontraban presentes agentes policiales. Esa demora molestó a los presentes. “Aquí no hubo ayuda. Gracias a la voluntad de los señores que trabajan por aquí y tienen experiencia (navegando) se pudo hacer el hallazgo”, dijo Juan, tío de Justin.

Tenían prisa de que lo trasladen al laboratorio de Criminalística, para poder realizar los trámites correspondientes ayer mismo. No querían que les coja la noche y tener que esperar hasta otro día para la entrega del cadáver. A pesar de aquella inconformidad, los familiares ya se estaban organizando para en las horas posteriores darle el último adiós al menor antes de sepultarlo.

Verónica, vecina de Justin, tiene un hijo de 12 años con ese mismo nombre. Por eso, en el momento en que se enteró de que el chico había desaparecido, pensó que estaban hablando de su pequeño.

“Como mi niño también se llama Justin, creí que él se había ahogado; pero gracias a Dios estaba haciendo deberes. De todos modos me apenó mucho lo que le pasó al chico”, dijo.

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