Una Venezuela esperanzada celebra este domingo 28 de julio unas elecciones presidenciales consideradas especialmente “decisivas” para el país: se surge o se hunde. Y lo hace con una migración sin pausa a causa de una economía en crisis pese a una cierta mejoría en los últimos 3 años, una oposición más unida que nunca y un gobierno que, anticipándose a cualquier derrota, amenaza con un ‘baño de sangre’ si llega a perder.

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El chavismo, con el candidato a la reelección presidencial Nicolás Maduro, se juega su continuidad en el poder. Frente a él, nueve candidatos opositores, entre ellos el de la principal coalición antichavista -la Plataforma Unitaria Democrática (PUD)-, Edmundo González Urrutia. Todos ellos, eso sí -menos Maduro- con promesas de profundos cambios y transformaciones.

Maduro, en el poder desde 2013, tiene un duro reto y, según los opositores, está “asustado” y por ello amenazó con un baño de sangre si perdía. Y aunque González es el principal rival en las urnas para el proceso de este domingo, la verdadera figura tras la oposición es María Corina Machado, inhabilitada para competir por la Presidencia de Venezuela.

Y es que la líder opositora María Corina Machado se ha convertido en los últimos meses en la ‘candidata emocional’ y artífice de un movimiento que rompió los férreos esquemas del chavismo, que subestimó la astucia de la líder opositora para sortear cualquier obstáculo que se interponga en su camino hacia el cambio político.

En su recorrido de campaña junto a González, Machado, quien tiene prohibido viajar en avión incluso dentro del país, ha debido tomar rutas rurales alternativas, a menudo agrestes, cruzó ríos en cayuco en varias ocasiones, avanzó caminando o en moto por las autopistas, y sorteó una y otra vez todos los obstáculos que encontró a su paso. Todo por incentivar el cambio en Venezuela.

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Y así ha sido como Machado se ha ganado los apelativos de ‘reina’, ‘presidenta’, ‘dama de hierro’, ‘diosa’ o, incluso, nombres de personajes fantásticos como ‘Daenerys’, de la popular serie Games of Thrones.

Y es que como estrella de la mayor coalición opositora -Plataforma Unitaria Democrática (PUD)- esta ingeniera industrial de 56 años guardó, muy discretamente, varios ases en la manga, que ha ido sacando, de manera magistral, a medida que la situación lo ha requerido. Y hoy llega como aquella mujer que mete miedo a Maduro, que no ha podido frenarla pese a todo.

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