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Las elecciones fueron cubiertas por oraciones de creyentes
¡Que venga el gobierno de Dios!, ese es el clamor que hacen los creyentes de la fe católica y cristiana evangélica ecuatoriana. Hay unidad en el pedido: "Sálvanos, Señor"
Mercedes Santur tiene más de 12 años congregándose en la parroquia San Antonio de Padua, en Urdesa norte, Guayaquil. Confiesa que desde el 7 de febrero ora con su familia por las elecciones.
“En la misa del 11 de abril, el párroco nos animó a seguir orando por el presidente, que quede alguien que gobierne conjuntamente con el Creador, que el pueblo escoja bien. No se sabe quién quedará, pero Dios conoce las intenciones del corazón”, señala.
Antonio Avilés y su esposa Jaqueline Achi buscaron a Dios antes de sufragar. Ellos le entregaron la jornada electoral al Todopoderoso. Ambos son parte del ministerio de intercesión, en la iglesia Galilea (norte de la urbe porteña). Llevan cinco años clamando por las causas del país: terremoto, COVID, elecciones, etcétera.
“Como nación le hemos dado la espalda al Señor, hemos sido autosuficientes y hemos creído que con la sabiduría de los gobernantes nos podemos conducir y allí vienen los resultados negativos. Le hemos pedido perdón por los errores cometidos y las leyes aprobadas que no han sido de su agrado. Que su misericordia sea sobre nosotros, que venga su reino, que quien gane sea un hombre temeroso del Señor, que se rodee de personas así, ministros, asesores, colaboradores, porque se necesita más de un hombre para cambiar la situación”, sostiene Avilés.
Su cónyuge menciona que han orado para que no se produzca ningún fraude, para que el proceso sea transparente y que se respete la voluntad de los electores. “Sea cuál sea el resultado, seguiremos orando, pues el Señor es quien pone y quita reyes, es decir, gobernantes ”, manifiesta Achi.
Altares en ‘caleta’
Hace once años Marisol Naranjo pertenece a la pastoral del Santuario Santa Madre de Guayaquil. La mujer, de 44 años, no solo ha clamado con sus hermanos en la iglesia, también ha levantado un pequeño altar en su domicilio, en Mucho Lote (norte del Puerto Principal).
“El Ecuador es un país consagrado al Corazón de Jesús. Fuimos la primera nación dedicada a Él y esto simboliza que nuestra vida y destinos le pertenecen, confiamos en Él, que venga un gobernante que defienda la vida y la familia. Es importante que los cristianos lideren las instituciones públicas y privadas”, enfatiza Naranjo, quien reza con sus tres hijos y esposo.
“Señor no nos des el gobernante que merecemos por alejarnos de tus enseñanzas”, esa es la súplica de María José Segovia, quien tiene 12 años profesando la fe cristiana evangélica.
“Oro con otra hermana desde el 7 de febrero, le hemos pedido a Jesús que saque a la luz todo lo oculto y lo ha hecho, lo hemos visto en los medios de comunicación y redes sociales. Nuestras oraciones no son en vano, Dios algo hará”, finaliza Segovia.