Lo atractivo, novedoso e interesante son características que están utilizando las diferentes firmas bancarias para captar nuevos clientes. El público joven está en la mira de las entidades financieras.

“Cáncer. Conecta con tu signo y asegura tu futuro. Del 21 de junio al 22 de julio”, así inicia la publicidad que está anclada en la plataforma de Instagram de Banco Pichincha. O “conecta con tu alma gemela, no con un hacker”.

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Con estos enganches, la banca expone a sus usuarios una cartera de servicios en torno al amor, al trabajo, las finanzas. El tarot es una de las temáticas con la que esta entidad llama la atención de potenciales clientes.

Aunque el esoterismo no debe ser amparado desde estos sistemas, señala Francisco Martínez, psicólogo y docente de la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil, los expertos en publicidad están muy vinculados con la psicología del consumidor, es por esto que toman estas narrativas de contenido para sus campañas comunicacionales.

Según Martínez, “ellos (los bancos) están al tanto de los ideales y valores culturales-generacionales de la población a la que se quieren dirigir para crear un ‘engagement’ (relación sólida y una participación activa) con su grupo de consumo”.

Por su parte, Banco del Pacífico (BP) también busca atraer a jóvenes a través de publicidades con ‘influencers’ para que la gente cree su ahorro programado. Lo hace a través de vivencias de ellos para conseguir dinero a través de trivias digitales o sueños, como viajes.

Con estos discursos, manifiesta Martínez, estas firmas buscan convocar a los jóvenes y generar en ellos sensaciones a nivel químico cerebral, afirma el psicólogo. “Las agencias de publicidad se vinculan muy bien con los discursos de moda, ya que a partir de allí intentan vender sus marcas”.

Y al incipiente mercado de los videojuegos, el Banco del Pacífico le ha puesto los ojos. Patricia Silva, gerente nacional de mercadeo del BP, comenta que a la entidad le interesan los ‘gamers’ porque, aunque “en apariencia no sean clientes que denoten estabilidad laboral”, son clientes que cuentan con “el recurso para invertir en videojuegos”.

De acuerdo con datos de la consultora de comunicación corporativa, política y de datos, Zerebralab, las edades de este público oscilan entre los 10 a 35 años. Aquello cambia el paradigma de que ese grupo etario no sea un buen sujeto crediticio, afirma Fabricio Layedra, consultor ‘sénior’ de Zerebralab.

Según él, ahora, “a los 23, uno ya puede tener capacidad adquisitiva para tener una tarjeta de crédito”. Pone como ejemplo su cao y comenta que a los 22 años él recibió su primer ‘plástico’, es eecir una tarjeta de crédito.

En cambio, en este mismo interés de captar a los jóvenes, el Banco Internacional apuesta por las sensaciones del recuerdo de las personas al evocar videos emotivos familiares. También sobre el cuidado medio ambiental.

Al apelar a la sensibilidad por medio de estas temáticas, estas empresas buscan que los usuarios lleguen a sus canales digitales, manifiesta Hans Duque, experto en gestión de Diseño y líder en Diseño de Experiencias de Usuario en Xtrim.

¿Por qué? Porque la gente cree en esas cosas y lastimosamente así es la cultura ecuatoriana, dice. ¿Para qué? Duque comenta que es con el fin de que la gente ahorre, utilizando las aplicaciones móviles o las digitales, para que puedan tener dinero que pueda circular dentro del país, ya que el resto del capital está fuera del país en inversiones.

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