La cajita blanca donde reposan los restos de Eliana, la niña de 10 años, una de las tres víctimas mortales del hecho violento registrado la madrugada del lunes en las calles 41 y la I, en el suroeste de Guayaquil, fue comprada con la colaboración de vecinos y amigos.

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Los familiares de la menor de edad son de escasos recursos y no tenían dinero para comprar el féretro, afirmó uno de los allegados a este Diario.

Eliana Ivana, quien el próximo 15 de agosto iba a cumplir 11 años, se convirtió en el décimo quinto niño asesinado en lo que va del año en Ecuador.

Durante el 2024, 164 menores de edad han sido asesinados en el país. El 50 por ciento de los crímenes se ha registrado en la Zona 8, conformada por Guayaquil, Durán y Samborondón.

“Quince de las víctimas tenían de 0 a 12 años. Ciento cincuenta de 12 años 1 día a 18 años. Guayaquil y Durán son las ciudades que registran más menores asesinados. No todos los adolescentes son víctimas colaterales, hay algunos que pese a su edad ya son infractores de la ley”, explicó una fuente policial a este Diario.

Desde la tarde del lunes, en medio del dolor y desconsuelo de sus familiares, los restos de la niña son velados en el portal de la casa de su abuelo materno, lugar donde fue alcanzada por el proyectil que le quitó la vida. Junto a la casa donde fue velada la menor de edad, también se realizó el velorio de otro de los fallecidos, Miguel Pérez Paredes. La velación de la tercera víctima, Adrián del Pezo, se realizó a varias cuadras del lugar.

Jéssica, de 34 años, la mañana de ayer, no podía contener la tortura que representa haber perdido a la segunda de sus tres hijos. Acompañada de sus seres queridos, quienes trataban de darle ánimo, con tristeza observaba el ataúd donde estaba el cadáver de su niña, el cual fue sepultado la tarde de ayer.

Ella (Jéssica) no encuentra consuelo. Le hemos pedido que sea fuerte por sus otros hijos, ellos la necesitan. Eliana era quien la ayudaba en el negocio, le lavaba los platos, le ayudaba a recoger las sillas, era una niña amorosa, expresó una allegada.

Juan Garzón, abuelo paterno de la menor de edad, recordó cómo fueron los últimos minutos de vida de su nieta y la forma en que fue alcanzada por el proyectil que atravesó el costado izquierdo de su cuello y le salió por el lado superior derecho de la cabeza.

“Mis familiares estaban afuera de la casa, ya que mi hija vende merienda los fines de semana. Con eso se ayuda, ella es madre. De repente, se escuchan los tiros, tocan la puerta de forma desesperada, era mi nieta Ivanova (así la llamaba de cariño). La bala del fusil atravesó la puerta, pasó rozando mi abdomen, hizo un agujero en la cortina del baño, traspasó a mi nieta y, finalmente, se alojó en la pared”, explicó Juan. 

El sueño de Eliana era estudiar en una escuela de fútbol y convertirse en una futbolista profesional, como lo fue su abuelo, Juan.

El adulto mayor sostuvo que hace más de 30 años jugó en la segunda categoría del Club 9 de Octubre y que en la actualidad es parte de dos equipos barriales con los que ha ganado varios campeonatos.

“Siempre le contaba de mi vida como deportista, de cuando jugué fútbol, en la actualidad veía mis logros en los equipos barriales, en uno como director. Tengo barrios trofeos en mi casa, estos llenaban de orgullo a mi nieta y la motivaban a jugar fútbol”, manifestó.

Para Juan, su Ivanova era la más querida de sus nietas porque ambos compartían el amor por el deporte. “Se murió una parte de mi vida”, agregó.

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