Quienes reparten agua en tanqueros, en el cantón Durán, están bajo el acecho de bandas criminales. Sufren robos, extorsiones y al menos cuatro de ellos fueron asesinados a tiros en los últimos cinco meses. Se les complicó el trabajo. Esperan que no sea por mucho tiempo.

Una de las alertas graves para el gremio ocurrió el 23 de noviembre del año pasado. Dos trabajadores fueron asesinados mientras se movilizaban en una unidad por el sector de la 40. Motorizados los interceptaron, iniciando una persecución que terminó con las víctimas baleadas.

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Más recientemente, el 1 de marzo de 2024, en la lotización Ismael Pérez Castro, otros dos trabajadores fueron acribillados luego de la jornada laboral. Este caso y el anterior podrían estar relacionados con extorsiones o asaltos.

Quienes se dedican a este oficio mencionan que hubo más crímenes, pero no llegaron a difundirse. Los repartidores temen hablar abiertamente de lo que viven. Pero dos de ellos, quienes pidieron no ser identificados, conversaron brevemente sobre los riesgos que tienen a diario.

“Los oficiales (ayudantes del chofer) que andan abajo son a los que más les hacen cosas. Si se acaba el agua y faltan tanques por llenar, les reclaman. Se basan en que son de mafias y a uno lo que le toca es dejarse robar”, cuenta un conductor.

No solo les sustraen el líquido. También se les llevan las pertenencias, la plata que cargan y algún objeto de valor que esté a la mano. Todo se les roban.

“Nos siguen robando, nos siguen matando por el dinero que creen que uno carga. Por ejemplo, si se va a la 40, van motos enseguida a robar. Si no se carga nada, pueden dar bala”, explica otro repartidor. Además, acota, les exigen dinero porque conocen dónde viven, dónde guardan el carro. Unos han tenido que pagar hasta 1.000 dólares para que los dejen en paz.

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“Hace 15 días (a inicios de abril), los pillos vinieron a ver a un tanquero, esperaron que se llene y se lo llevaron a la 40 para que deje agua. Estaban armados”, comenta el trabajador.

El hombre reconoce que también hay compañeros que tienen nexos con bandas criminales y son atacados por organizaciones delictivas contrarias.

EXTRA buscó obtener una entrevista con el jefe policial del distrito Durán sobre esta problemática, pero personal de Comunicación indicó que no se iba a dar un pronunciamiento. También se consultó al Municipio, entre otras cosas, si se ha coordinado acciones para evitar estos actos delictivos. Quedó pendiente una respuesta.

Alfredo Carrasco, presidente del Comité de Usuarios de Servicios Básicos de Durán, indica que en sectores como la 40 o la 28, efectivamente, hay riesgo no solo para tanqueros, sino para repartidores de otros productos. Por eso, enfatiza, policías y militares deben tener presencia en esas zonas.

Según el dirigente, esa estrategia se puede complementar con la habilitación de una unidad policial, para que haya uniformados permanentemente allí.

Dice que es importante que exista esta seguridad, pues mientras haya riesgos, los repartidores podrían evitan ir a estas zonas o lo harían por poco tiempo, provocando que los moradores no se abastezcan. “El temor de la ciudadanía es que esto siga ocurriendo y que los tanqueros ya no asistan. Si no van, ¿cómo se abastece a la gente de agua?”, reflexiona.

Abraham Correa, exgeneral de la Policía Nacional y experto en seguridad, refiere que debe haber una coordinación entre el gremio de tanqueros y los uniformados para que puedan acompañar a las unidades repartidoras mientras recorren las rutas peligrosas.

En su criterio, aunque estos actos delictivos se realizan mayormente por grupos criminales, también podría haber personas que amenazan y exigen la entrega de agua por la desesperación de no tener acceso suficiente a ella. Por eso, señala que debe haber una mejor planificación para abarcar las zonas equitativamente.

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También considera necesario prevenir que entre los repartidores haya personas infiltradas que pertenezcan a bandas y faciliten datos logísticos para cometer los delitos. “Inteligencia Policial debería generar acciones importantes para hacer un seguimiento y determinar qué está sucediendo, de dónde sale la información para que estos actos se realicen”, apunta.

En Guayaquil se frenó una situación similar que pudo ser peor. En la última semana de agosto de 2023, en una planta de abastecimiento de tanqueros en Monte Sinaí, hubo alarma porque malandrines amenazaron con no dejar salir a las unidades si no les daban dinero. Interagua, concesionaria encargada de brindar los servicios de Agua Potable y Alcantarillado, solicitó presencia policial y militar en el sitio para normalizar la situación.

El teniente coronel Roberto Santamaría, jefe policial del distrito Nueva Prosperina, al cual pertenece Monte Sinaí, refiere que en esa época se designó a personal para brindar seguridad en las instalaciones. Actualmente, el servicio se cumple normalmente.

“Tenemos un trabajo coordinado con Interagua (...). Tenemos presencia policial y también un sistema de seguimiento de los tanqueros que van a proveer agua. En caso de que ellos sean atentados, acudimos inmediatamente al punto. Ya llevamos meses trabajando coordinadamente, incluso tenemos una sala de monitoreo”, explica.

Repartidores que laboran en esa área de la ciudad comentan que a veces aparecen sujetos a pedirles dinero, pero que ya no están sufriendo robos con frecuencia. Algo más tranquilo que en Durán. 

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