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Dos primos 'navegaron' a la eternidad en Esmeraldas
Ambos iban en una canoa pequeña sobre el río Blanco cuando esta se viró. Los encontraron sin vida luego de tres días de búsqueda.
Damián Tenorio le dijo a su familia que, cuando terminara el colegio, se iría al servicio militar y luego seguiría algún curso, pero nada se cumplió porque la muerte se lo llevó antes.
Tenorio, de 17 años, se ahogó en el río Blanco, por el sector de Chinca, en Esmeraldas, junto con su primo Rafael Tenorio, de 23. Ayer lo sepultaron en el cementerio de la parroquia Vuelta Larga, en donde también enterraron a su pariente, el sábado en la mañana.
Pedro Oyoa, padrastro de Damián, estaba destrozado por la pérdida. “Lo crié desde que era un bebé. Era un chico bueno, comedido y siempre le gustaba trabajar cuando le ofrecían ir a alguna finca”, contó.
Justamente eso sucedió el 7 de febrero, después de las elecciones. El chico se encontró con un tío, quien le dijo que fuera a visitarlo en Chinca y que le ayudara a “tumbar” unos aguacates. Damián se lo contó a su madre y le dio permiso, pero como si presintiera algo, ella le advirtió que tuviera cuidado si iba al río Blanco.
La premonición se cumplió porque el miércoles, a las 19:00, él, Rafael y otro pariente fueron al afluente subidos en un ‘bonguito’, un bote de metro y medio de largo.
“Mi hijo y el primo se han puesto a jugar y se viraron. El chico que sobrevivió dijo que no pudo ayudarlos y salió nadando”, contó Oyoa. Cuatro horas más tarde, él y su esposa recibieron la mala noticia vía telefónica.
Al siguiente día hablaron con un amigo que trabaja en el Cuerpo de Bomberos y organizaron la búsqueda, pero no hallaron nada. El viernes tuvieron más suerte ya que se toparon con el cuerpo de Rafael.
El sábado, en cambio, Oyoa se preparaba para salir cuando un canoero de Chinca los llamó a decirles que había encontrado a Damián, quien ahora reposa en el nicho donde está su abuelo.