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Esteban tiene ahora bajo su responsabilidad a dos de sus tres hijos. Quiere justicia para ellos. Acusa de abuso a un tío materno.Christian Vásconez / EXTRA

Dolorosos testimonios de familias que buscan justicia por agresiones sexuales

Un tío habría abusado de tres sobrinos, armándose un lío consanguíneo que terminó por separar a las víctimas.
En otro caso, padre habría hecho lo mismo con su hija y su hijastro.

La primera vez que abusaron de Daniel (nombre protegido) fue cuando tenía siete años, durante la pandemia. No lo recuerda con mucha claridad porque el tiempo hace de las suyas y borra algunos pasajes, aunque no sea lo suficiente como para dejar el resto de su vida limpia.

Su cuerpo ya sufrió esa tortura a manos de su tío materno.

“Él me hacía cosas malas”, es lo primero que dice, mientras mantiene la mirada fija en un punto fijo de la pared.

Daniel, quien ahora tiene nueve años, es el mayor de sus dos hermanos, de cinco y tres años. Todos, en su momento, también fueron víctimas de abusos.

Según el relato del menor de edad, quien el pasado 3 de febrero ya acudió a la cámara de Gesell (sala especial separada por un vidrio para la toma de testimonio), su pariente para cometer la atrocidad esperaba cada día a que la madre saliera de la vivienda que está en la segunda planta. En el primer piso hay un taller de mecánica familiar.

El hombre, de 36 años, subía y llevaba a Daniel a un cuarto apartado. “Me asfixiaba”, dice el niño, quien no entiende bien qué fue lo que le sucedió.

Cuando le contó a su madre, ella le dijo que esos eran juegos normales y que no le fuese a contar a su padre, Esteban, quien no vive en el lugar porque son separados.

Él se enteró porque en 2021, cuando fue al funeral del padre de su expareja, no encontraba a sus hijos. Luego de preguntarle a la madre, subió al segundo piso de la vivienda y ahí encontró a Sebastián, con sarro en los dientes, además de un mal olor, como si no se hubiera bañado en días.

Su padre procedió a bañarlo, pero notó que le incomodaba que le tocaran su cuerpo.

En ese momento supo que algo extraño pasaba, pero su hijo no le contaba nada, por lo que decidió llevarlo a un psicólogo. El profesional, luego de la consulta, le advirtió que su retoño podría estar siendo víctima de abuso sexual y debía estar atento.

La ‘olla a presión’ reventó

Era poco lo que Esteban podía hacer. La madre negaba que estuvieran violentando a sus hijos y ellos no le contaban nada. Él únicamente tenía la opinión de un especialista.

Sin embargo, en una ocasión el retoño mayor le contó, con miedo, que en diversas ocasiones su tío le había tocado sus partes íntimas y otras cosas.

Los otros también sufrieron abusos. La situación llegó al punto de que mientras estaban con el padre, si escuchaban un ruido fuerte o algo similar se orinaban encima.

“Esto nos cambió. Mis hijos no pueden controlar su organismo y fue algo que nos llevó mucho tiempo poder cambiar”, dice el padre.

La razón por la cual los hermanos no habían mencionado nada es porque, al parecer, la madre los habría amenazado con prohibirles ver otra vez a su padre y castigarlos.

Ante esta situación, Esteban confrontó a la madre de los niños y ella le aseguró que en su infancia también fue violada por su hermano, pero que era algo que había quedado en el pasado y pudieron superar. Sin embargo, esta versión es negada por la mujer, que asegura que son inventos.

Por ello, él entendió que sus hijos no estaban seguros en aquella vivienda y se los llevó.

En diversas ocasiones, según el abogado Édgar Ramírez, representante de Esteban, la madre ha intentado por todos los medios quitarle a los hijos sin tener la custodia.

La camioneta que Esteban habría comprado, pero que puso a nombre de ella, se la llevaron las autoridades porque la mujer aseguró que fue un hurto.

Además, ella se quedó con el taller que abrieron juntos, además de con todas las herramientas adquiridas.

Pero la justicia deberá ser la encargada de establecer qué fue lo que realmente pasó. Actualmente el caso, según el jurista, está en la etapa de formulación de cargos.

La otra cara de la moneda

Desde la familia de la madre, acusaron a Esteban por violación, dado que, presuntamente, habría abusado de su cuñada.

Además, las autoridades lo habrían buscado en varias ocasiones para quitarle a los hijos. Solo el menor regresó a la casa donde presuntamente fueron abusados. Desde ese entonces, no saben de él ni lo que le podría estar ocurriendo.

Los otros dos se mantienen con su padre, quien asegura que quiere protegerlos sin importar que le cueste la vida.

Esteban sostiene que ha intentado defenderse, pero que algunos jueces han impedido que pueda ejercer su derecho. Por ejemplo, en reiteradas ocasiones pidió la Cámara de Gesell, pero se lo han negado.

Incluso inició una denuncia contra el presunto abusador, pero no se ha fijado una fecha de audiencia. Cuando lo hicieron, fue para un día festivo.

Por eso, desde la defensa solicitan que exista más transparencia en los trámites, dado que está en juego la vida de tres menores de edad.

Desde la contraparte no dieron una versión. Sin embargo, Ramírez explica que ellos han intentado llevar a cabo la recuperación de los otros dos hijos, pero hay medidas cautelares que los favorecen, por lo cual seguirán con su padre.

La mujer niega que su hermano haya abusado de sus hijos y afirma que Esteban no los lleva al tribunal para evitar que ella pueda verlos. Sin embargo, el padre asegura que no lo hace porque eso sería revictimizarlos.

Finalmente, desde la Comisión Nacional de la Niñez y Adolescencia señalaron que tienen una mesa interinstitucional para atender y ayudar a la erradicación de delitos sexuales en contra de infantes.

Otra denuncia

El abogado Edgar Ramírez explica que lo principal en todos los casos es que la justicia proteja a los menores.Foto: EXTRA

“Tiene que pagar lo que les hizo a mis hijos”

“Mamá, mi papá me frotó su cosa en mi pierna y había un líquido que parecía moco”, le contó Camila, de cinco años en ese entonces, a Estefanía, la madre.

Al oír eso, el hombre se levantó de su habitación y fue hasta la sala, donde se encontraban su esposa e hija, para explicar que no había sido así.

Sin embargo, la madre pensaba que su hija, a tan corta edad, no podría saber esos detalles ni explicarlos con tanta facilidad. Por ello, intuyó que el hombre abusaba sexualmente de una de sus dos hijas.

Desde ese entonces, la menor de edad empezó a tener problemas de hipersexualización, según la psicóloga clínica Denisse Meléndez.

Esta es una de las repercusiones más comunes cuando un niño es abusado.

En ese entonces, Camila se escondía con su perro para tocarlo. “Ella hizo eso porque, con seguridad, el papá la obligó a hacerlo con él”, aclara el abogado Édgar Ramírez.

La niña, que ahora tiene diez años, habla poco. Se limita a observar a su madre, quien cuenta la historia con todo detalle, mientras la pequeña desvía la mirada hacia otros lugares o agacha su cabeza, como si se tratara de otra persona.

“Me destruyeron la vida. Esto es un dolor muy grande que no se reparará tan fácilmente”, expresa Estefanía.

Sin embargo, cuando estaba en medio de la pelea por la custodia, su hijo mayor (de otro compromiso), quien desde los 12 años se fue a vivir al Guasmo, le suplicó que peleara por sus ñañas.

“Por favor, no dejes a mis hermanas con ese hombre. A mí me violó cuando tenía siete años. Créeles a mis hermanas”, fueron las palabras que recuerda Estefanía de su hijo, que ahora tiene 17.

A raíz de esa situación, el adolescente cayó en las drogas, pues asegura que esa es la única manera de aliviar su dolor.

Hay otras cosas que Camila no cuenta porque le hacen daño, ya que revive aquellos momentos.

Suficiente condena es haber vivido una agresión sexual y además que esta se perpetúe en la memoria, como una película que constantemente se repite.

“No pido nada más que no sea justicia. Ese hombre tiene que pagar por lo que les hizo a mis hijos. Esto es algo imposible de olvidar”.

Los efectos psicológicos

Un niño no puede olvidar nunca que ha sido violado o abusado, asegura la psicóloga clínica Denisse Meléndez.

Por lo general, según explicó a EXTRA, los victimarios suelen ser del círculo más cercano, dado que son quienes tienen acceso a los menores de edad.

“Los primeros indicios de que una niña o niño está siendo abusado es porque no puede controlar sus esfínteres (músculos que cierran y abren conductos, como para la orina y otros)”, detalla la especialista.

Denisse Meléndez PsicólogaEXTRA

Además de ello, suelen convertirse en seres asociales, dudan de sus cuerpos, tienen pesadillas o sufren de ansiedad.

Por eso es común que un caso de abuso, si no es tratado por un especialista a tiempo, derive en adicciones a sustancias alucinógenas, alcohólicas o, incluso, en suicidio.

“Siempre es necesario que acudan a un especialista para tratar esto que es tan difícil de lidiar”, dice Meléndez.

Añade que otro de los traumas es la revictimización, dado que en un proceso penal la víctima debe relatar su historia una y otra vez en los juzgados, haciendo que el proceso se dificulte.

“Un menor abusado solo debe contar una vez su historia. Hacerlo más de eso es caer en revictimización y no ayuda en nada”.

La experta acota que pese a que no hay un perfil definido para identificar a un abusador, puede ser un signo de alarma la insistencia de permanecer a solas con los menores, inventando excusas para lograrlo.

“También cuando tiene preferencia por socializar con menores de edad por encima de los adultos”.

Finalmente, otro indicio sería si en algún momento abusó de alguien más, dado que esa tendencia puede repetirse.

NOTA: Los nombres fueron cambiados como forma de protección a las víctimas.