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La mayoría de los pacientes del dispensario son adultos mayores.Romina Almeida / EXTRA

Dispensario cerraría sus puertas luego de 66 años de servicio

Usuarios y profesionales del centro Monseñor Eliecer Fiallos, de la parroquia El Sagrario de la Arquidiócesis de Guayaquil claman para que siga funcionando. 

Oraciones ante Dios estarían levantando varios usuarios y trabajadores del dispensario Monseñor Eliecer Fiallos, de la parroquia El Sagrario de la Arquidiócesis de Guayaquil, ubicado en las calles 10 de agosto entre Chimborazo y Boyacá, centro porteño.

El motivo de las plegarias es que el centro de salud, que hace obra de beneficencia hace 66 años, no cierre; decisión tomada por el nuevo párroco, Francisco Sojos.

En este lugar labora Juana Ávila. Tres décadas ha prestado sus servicios como enfermera. “Ayúdanos, Señor. A Él le pido, pues este es mi único ingreso, con esto llevo el alimento a mi casa y pago los servicios básicos. Hace un año enviudé”, dice preocupada la mujer de 56 años.

Margarita Martínez (70 años), Estefanía Bravo (29) y Maricela Castro (43) trabajan en un almacén de decoración. La primera llevó a las otras dos. “Un día tuve un dolor de muela y alguien me habló del dispensario, desde entonces me atiendo allí; eso fue hace más de 25 años. Cuando alguien del almacén se siente mal, lo mando para allá”, expresa Martínez. 

Su compañera, Maricela, indica que los precios son económicos, una consulta $ 8. “Nos regalan la medicina y no es genérica; y algunos doctores dan su número para cualquier eventualidad”, indica Maricela.

El doctor Campodónico tiene una minifarmacia en su consultorio, y regala fármacos originales.Romina Almeida / EXTRA

Varias generaciones

Aurea Álava (67) es fiel usuaria del centro y su descendencia también utiliza los servicios médicos. “Hice ver a mi hijo cuando tenía 2 años, ahora tiene 44. Hoy mis nietos y bisnietos se atienden aquí. Antes vivía cerca al dispensario, pero me mudé por el estadio de Barcelona, igual sigo chequeándome acá”, señala la sexagenaria.

Autogestión y conciliación

El doctor Roberto Campodónico lleva 16 años chequeando a sus pacientes. “Acá habían bancas apolilladas, asientos remendados y con nuestro esfuerzo, mejoramos las instalaciones. La otra vez, dos pacientes lloraron por el cierre”, sostiene.

La odontóloga Lorena Párraga busca conciliar. “Me asombra que el padre no quiera seguir la obra inspirada en los principios católicos, la caridad de Cristo, la doctrina de la iglesia, el servicio a los hermanos, y la generosidad para atender a los pobres, enfermos y necesitados”, precisa la dentista, quien afirma que la fecha del cierre sería el 31 de octubre.

“El convenio dice ante una controversia, el arzobispo Luis Cabrera, debe oír a las partes y resolver. Esta es la vía de conciliación que queremos, pero a pesar de haber enviado dos solicitudes (5 y 17 de octubre), aún no recibimos respuesta. Conociendo la calidad humana de monseñor, creemos que no tiene conocimiento”, finaliza Párraga, quien asegura que de no darse la conciliación, se irían a instancias legales.

Aurea va con frecuencia a chequearse, ella padece de diabetes e hipertensión.Cortesía

Salud mental y más

Ser el nuevo párroco de la iglesia le implica al sacerdote Sojos asumir otras funciones, como ser director y representante legal del dispensario. 

El religioso asevera que tiene otros planes, como por ejemplo, trabajar con la Junta de Beneficencia en casos complejos y que no tengan cómo pagar, pues para el resto de atención está la red de dispensarios de la Arquidiócesis, Redima. También tiene en mente un programa que beneficie a la salud mental, que a su consideración ha sido afectada por la pandemia.

“Les he informado mi decisión de salir del convenio, en mi libertad absoluta”, expresó el clérigo.

En el centro hay obstetriz, psicólogo, oftalmólogo, cardiólogo, gastroenterólogo, enfermera, laboratorista, odontólogos, médicos generales y ecografista.

“Un día entré, me gustó la atención y me quedé, luego llevé a mis hijos, después a mis nietos”.Claudina Delgado, usuaria
Pacientes de otros puntos del país se desplazan hasta el centro de salud.Cortesía
“Para mi familia es ideal, ni mi esposo ni yo contamos con seguro y en hospitales hay que coger turnos”.Éricka Catute, usuaria