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Delincuentes 'salaron' el templo de San Diego, en Quito, luego de robarse las hostias
Un sacerdote asegura que puede caer una ‘plaga de maldiciones’ a los feligreses. Experto explica que los pillos podrían hacer rituales de magia negra con lo robado.
Una maldición puede caer en los feligreses que asisten al templo de San Diego, en el Centro Histórico de Quito, y perseguir a los que viven en barrios aledaños. ¡Qué miedo!
Así lo asegura el sacerdote David Auqui, quien cuenta que choros han hecho ‘feria’ de la iglesia al llevarse algunos artilugios y elementos bendecidos.
La madrugada del domingo 5 de marzo varios sujetos treparon las paredes que bordean al templo, rompieron candados, se metieron a la capilla, subieron a un altar y violentaron el sagrario. “Se llevaron las hostias que fueron consagradas”.
Esto, según Auqui, es una falta gravísima en contra de la virtud de la religión y se la considera un sacrilegio. Explica que los delincuentes, al robar las hostias bendecidas, no se llevaron simples pedazos de harina, sino “el mismo cuerpo de Cristo que se expresa como alimento para la vida eterna.”
Entonces, añade, el haber ultrajado las hostias se interpreta como que los asistentes del templo “botaron a la basura el amor y sacrificio de Jesús. “El hombre quiere jugar a ser Dios para hacer lo que mundanamente desea. Para él y su pueblo no habrá bendiciones”.
El sacerdote franciscano, junto a otros religiosos del convento, han tomado cartas en el asunto para limpiar el templo de las posibles ‘plagas malditas’ que les puedan azotar. Para santificar al lugar profanado, traer bendiciones y misericordia a los habitantes de San Diego, llamaron al arzobispo de Quito, quien hizo una misa conocida como de reparación del sacrilegio.
Rituales malditos
El convento ha sufrido cerca de cinco robos en el último año, en los cuales se han ‘choreado’ desde el cáliz, adornos y hasta las túnicas de los sacerdotes.
Auqui asegura que los objetos robados no son al azar. Dice que los pillos apuntan a los artilugios que de alguna forma tienen un gran significado para los sacramentos de la iglesia y que son utilizados durante la eucaristía.
El religioso añade que los satánicos, hechiceros, brujos, cartománticos y astrólogos suelen utilizar los objetos robados para que las personas tengan más devoción a sus palabras.
“Hay falsos sacerdotes con túnicas robadas que predican y cobran por eso”.
Sin embargo, hay personas que van más lejos. Según Auqui, el cáliz saben utilizarlo en ceremonias de magia negra. Utilizan el recipiente para beber la sangre de animales sacrificados. Ellos conocen las bendiciones que tienen estos elementos y los roban para tener protección.
En contra de la iglesia
Ricardo Mera, parapsicólogo y experto en temas paranormales, explica que los brujos y santeros roban los objetos de la iglesia para hacer una misa negra. “Esta es la antítesis a la eucaristía que celebran los creyentes católicos. Es una burla”.
Según Mera, en este ritual son utilizados los elementos robados para maldecir a otras personas o para pedir deseos. “La intención es lanzar maldiciones para alguien y su descendencia o para que tenga ‘mala suerte’ en su vida”.
Otro uso es cuando llevan estos artilugios a un cementerio para invocar al espíritu de un muerto o de alguna entidad maligna que custodia el lugar. “Les piden favores”.
El experto también dio un ejemplo de rito practicado en la era medieval: “tienes que robarte la hostia consagrada del altar. Dar un cierto número de pasos hasta un cementerio. Llegar a una tumba y decir el nombre del muerto. Si este aparece pida un deseo”. ¡Tenebroso!