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Opinión

Editorial: Encerrados y con privilegios

La pregunta que surge es cómo logran estos reclusos burlar la seguridad en lugares que deberían ser impenetrables

Controlar el ingreso de objetos prohibidos a cárceles de máxima seguridad como La Roca de Guayaquil sigue siendo una tarea pendiente y que no tiene explicaciones claras por parte de los encargados del control de los centros de reclusión. Que en poder de reclusos, implicados en casos de corrupción y magnicidio, se hayan encontrado un celular y droga es una muestra, nuevamente, de la fragilidad del sistema penitenciario y expone los privilegios que algunos privados de la libertad tienen.

La pregunta que surge es cómo logran estos reclusos burlar la seguridad en lugares que deberían ser impenetrables, y cómo, a pesar de las múltiples denuncias, las autoridades siguen sin brindar soluciones concretas.

Es urgente que el gobierno y las autoridades tomen decisiones drásticas para reformar el sistema penitenciario. Esto no solo implica un mayor control físico y tecnológico, sino también un cambio en la estructura misma del sistema, que debe priorizar la seguridad de la sociedad y no los privilegios de los internos.

Los ecuatorianos merecen vivir en un entorno seguro, y para ello es necesario erradicar las ‘ventajas’ que se han establecido dentro de las cárceles, donde los criminales siguen manipulando el destino de muchos.

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