En medio de la oscuridad aparece un grupo de cinco mujeres decididas, sin miedo pero alertas. No es Gatúbela y sus compinches. Se trata de las Cinco Mosqueteras (como una de ellas las autodenominó), que pelean a su manera contra la inseguridad en la zona de La Aurora, en Daule (Guayas).

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Ellas se la ponen difícil a los delincuentes. Al hablar con EXTRA cubren sus rostros y no revelan sus identidades para mantenerse en el anonimato y no darle pista a los malhechores.

Pero su decisión y firmeza sí quedan al descubierto. Admiten que, por necesidad, han desarrollado la perspicacia “para estar ‘once’ por la espalda, por los costados y por el frente”, ya que, si no lo hacen, la inseguridad en sus lugares de trabajo se las ‘lleva en peso’, algo que desean evitar a toda costa.

“Todas trabajamos en esta etapa (de una de las urbanizaciones de la zona), pero solemos esperar el bus o las rutas (taxis que se dirigen de un punto específico a otro) en el horario de salida, entre 18:00 y 19:00. Y aunque sabemos que hacerlo es un riesgo, nos toca porque es parte del trabajo”, admite una de ellas.

Las ‘cinco mosqueteras’ corroboran lo que ya había sido expuesto en redes sociales: la zona de La Aurora, a pesar de ser un sector residencial, experimenta un incremento de inseguridad. La mañana del lunes 26 de agosto, en la red social X, se compartió el reporte de un supuesto secuestro donde se une la vía a Salitre con la vía a La Aurora.

La imagen de un vehículo atravesado en el carril central de la vía de tres columnas llamaba la atención. Pero la descripción de la foto lo hacía aún más. “Un Kia Sportage sin placas venía con bastantes ‘manes’ armados y bajaron a dos personas de otro carro y se dieron a la fuga. Cada día la zona de La Aurora se está poniendo más peligrosa”, relató quien escribió.

“Se ve patrullaje solo cuando ha sucedido algún delito; mientras tanto, ni pasan por aquí”, sostiene una de las ‘mosqueteras’ al ser consultada sobre la presencia policial. A ellas no les ha sucedido nada hasta el momento, afirman, porque toman precauciones, como salir acompañadas (mínimo en un grupo de 3) y no portar nada llamativo.

“A una compañera le habían robado aquí parada y por no dejarse atracar le terminaron cortando la cara. El guardia al siguiente día nos dijo lo que había pasado y ahora tenemos más cuidado del normal”, comenta otra del grupo.

Su tiempo de espera es de entre 15 y 20 minutos, ya que el bus pasa por ese punto en específico cada media hora; mientras que los taxirrutas demoran unos cuantos minutos menos.

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“Hoy está alumbrado, pero cuando se roban los cables parece una pampa en tinieblas”, dicen antes de despedirse.

Y avanzando por la misma vía, cerca de Plaza Sports, área comercial donde se ubica un supermercado, un lugar de entrenamiento físico y una panadería rodante, la situación no cambia.

Ronny Calo, residente de otra etapa cercana al centro comercial, admite que caminar hasta el supermercado en horas de la noche “es un acto de suicidio”. Sin embargo, “alguien tiene que hacer las compras”, menciona entre risas.

Él ha salido a comprar víveres que hacían falta en su hogar, pero comenta que se ven personas trotando, paseando a sus perros o tomando aire, y que pueden ‘pagar piso’ por algo tan simple como estar al aire libre.

“Se ven robos a diario. En horas de la mañana, a eso de las 06:00 o 07:00, y en la noche entre 18:00 y 20:00. Ahí es cuando aprovechan para llevar a cabo sus robos. Suelen venir en motos la mayoría de delincuentes, pero si llegan en carros, siempre uno de ellos lo espera más adelante y salen corriendo”, relata.

Ronny dice que hace unos meses, no recuerda con exactitud cuántos, una emergencia que involucraba disparos se suscitó en la garita de su etapa. Lo que supo fue que a un hombre lo seguían y el extraño, por salvar su vida, intentó ingresar, pero los guardias al escuchar las detonaciones respondieron con balas y así libraron del peligro al intruso. “No sabemos quién era, pero desde ese día todos los vecinos estamos siempre pendientes cuando sucede algo”.

“Aquí damos papaya”

Pero la noche no es el único sinónimo de peligro y alerta. A pesar de que el sol brille en lo más alto, también se cometen delitos. El albañil José Baque indica que el sector donde labora es solitario, pero que él nunca ha sido asaltado.

“Nuestro horario de salida es entre 16:00 y 17:00 y procuramos irnos a esa hora por precaución; sin embargo, nunca falta el comentario de que a algún amigo le robaron mientras esperaba el bus, o que lo hicieron asustar pero no dio chance. Hoy nos hemos quedado un poco más tarde, pero en el día mucha gente camina por esta vía y todos dan ‘papaya’ porque es botada”, señala.

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Ante los cientos de denuncias ciudadanas, la tarde del miércoles 28 de agosto la Gobernación del Guayas realizó un operativo en esta parroquia del cantón Daule, según comunicó en un boletín informativo. En este, la institución afirmó que la Policía Nacional, las Fuerzas Armadas y la Comisión de Tránsito del Ecuador (CTE) estuvieron presentes en el retén.

El objetivo era verificar que ningún vehículo que circulara por allí esté reportado como robado, por lo que, según el comunicado, 90 vehículos fueron revisados y uno de ellos fue retenido por ocultar su placa.

EXTRA contactó al jefe del distrito Daule para conocer las operaciones que se están llevando a cabo en el sector con el afán de disminuir el índice delictivo. No obstante, la entrevista fue concedida para luego del cierre de esta edición. 

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