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Anzoni Jesús Abreu fue el valiente que socorrió al piloto sobreviviente. Una mujer lo ayudó.CHRISTIAN VASCONEZ

Al piloto que sobrevivió al accidente aéreo lo tocó un milagro llamado Jesús

El aviador fue ayudado por un venezolano y una mujer, ellos evitaron que se quemara. Los habitantes de Sauces 1 y la cuarta etapa de la Alborada no olvidan los gritos de auxilio de los tripulantes. Los vieron prendidos en llamas. Treinta minutos antes del impacto el piloto reportó que tenían un problema eléctrico.

Dos ‘ángeles’ tocaron la vida del piloto Cristian Almendáriz Pozo. Uno de ellos es el venezolano Anzoni Jesús Abreu y la otra persona es una mujer, quien fue la primera en socorrerlo y ayudarlo a salir de la avioneta, que segundos después se prendió en llamas y ocasionó la muerte de sus otros colegas de vuelo, Juan José Guzmán Rodríguez y Édgar Norberto Rosero Rosero.

El accidente aviatorio registrado la tarde del martes en un parque ubicado entre la ciudadela Sauces 1 y la cuarta etapa de la Alborada, en el norte de Guayaquil, a más de dos víctimas mortales y una persona herida, ha despertado pánico y nerviosismo entre los residentes de este sector porteño, quienes aseguran haber visto la muerte de cerca y, además, confiesan que a pesar de las horas transcurridas aún no pueden borrar de sus mentes los gritos de auxilio de los tripulantes de la aeronave.

Sin presumir de su heroicidad, el extranjero, de 30 años, y quien se gana la vida cuidando los vehículos y las casas de los moradores del sector donde ocurrió la tragedia, relató a EXTRA cómo hizo para rescatar a uno de los pilotos antes de que la avioneta se incendiara y sus otros dos compañeros fallecieran quemados.

La llanta de la avioneta cayó sobre el techo de una casa del sector. Una niña se salvó de milagro.CHRISTIAN VASCONEZ

“Estaba parado en la esquina cuando miré al cielo y me di cuenta de que la avioneta se precipitaba a tierra. Se veía que el piloto trataba de maniobrar, porque no vino de picada. Se golpeó contra el poste y en ese momento se dio el impacto. Se escuchó el estruendo y corrí al lugar donde cayó, pero cuando me acerqué estaba una señora tratando de sacar al piloto. Es una mujer que nunca he visto, no sé dónde salió, a pesar de que tengo siete meses trabajando en este sector”, manifestó el extranjero.

Recordó que se armó de valor y con ayuda de la mujer retiraron a uno de los tripulantes, quien por el impacto salió expulsado de la avioneta. Ambos lo cargaron y lo llevaron hasta una banca del parque, sin embargo, cuando regresó para sacar a los otros dos ocupantes, se produjo la explosión y fue imposible su rescate.

“El piloto repetía: saquen a mis compañeros, ayúdenlos, ellos están adentro. Me acerqué a ayudarlos, pero las llamas se prendieron demasiado y ya no pude hacer nada. El que iba en el asiento del copiloto estaba herido, pero consciente, se retorcía. No medí consecuencias, no medí el peligro, solo me lancé a ayudarlos”, relató Jesús, quien hace 5 años abandonó su natal Venezuela y buscó oportunidades de vida en Guayaquil.

Gritos de terror

Los gritos de auxilio aún retumban en la cabeza de Katina Añazco. El ala de la aeronave golpeó el techo de su casa.CHRISTIAN VASCONEZ

En la cabeza de Katina Añazco Jiménez aún retumban los gritos de socorro de los tripulantes de la aeronave. Para la guayaquileña de 50 años y quien desde hace más de cuatro décadas reside en la manzana F de la Alborada, la desgracia ocurrida en su sector es como una pesadilla de la que aún no despierta, porque al cerrar los ojos vuelven a su mente las imágenes de los pilotos envueltos en llamas y el ruido que ocasionó el impacto de una de las alas de la avioneta contra el techo de la terraza de su vivienda.

“Estaba en casa con mis cuatro sobrinos cuando se escuchó un ‘pum’, pensé que era un terremoto. Luego vi una humareda, me quedé impávida porque era una avioneta. Ya estaba prendida en llamas, fue cuestión de segundos. Se escuchaban los gritos de auxilio, lamentos, estaban vivos. Los vecinos gritaban: ‘corran, salgan de sus casas, va a explotar’. Cierro mis ojos e imagino que sigo en una pesadilla. Mi vecinita estuvo a punto de morir”, sostuvo.

Llanta cayó en el techo

La mayor de las integrantes de la familia López Bravo salió ilesa de milagro. Una de las llantas de la aeronave se desprendió y cayó en el techo de su casa. El neumático quedó colgando del tumbado en el clóset del dormitorio de la niña de 12 años, y ella se salvó de que un pedazo de cemento, parte de la estructura de la casa vecina, le cayera en la cabeza, lo que podría haberle ocasionado la muerte.

“En mi casa estaban mis hijos y mis suegros, mi hija estaba haciendo tareas, la piedra estuvo a punto de caerle en la cabeza, del pánico se quedó inmóvil, Dios hizo un milagro, mi niña pudo haber muerto y la tragedia hubiese sido peor. También hay que destacar la destreza del piloto, hizo una excelente maniobra, buscó a dónde caer”, comentó.

El miedo las sacó de casa

Por la magnitud de la tragedia la aeronave quedó hecha pedazos. Antes se ‘bajó’ un poste de alumbrado.Freddy Rodríguez

Tras el siniestro, la esposa y las hijas de Jorge Medina Triana decidieron pasar la noche en un hotel. Aterradas, ellas dejaron su hogar. “Ellas estaban despavoridas, nunca pensamos que iba a pasar algo así. Me quedé porque no podía dejar mi casa sola”, aseguró.

REPORTÓ Problema eléctrico

El coronel Hernán Carrera Arancibia, subdirector Zonal del Litoral de la Dirección General de Aviación Civil, explicó que de acuerdo a información preliminar, la avioneta despegó desde el aeropuerto de Manta con destino a Guayaquil y una vez en el Puerto Principal realizó una aproximación y toque de despegue para reincorporarse a la pista, 30 segundos antes del impacto el piloto reporta que tiene un problema eléctrico.

“La avioneta era del señor Édgar Rosero, uno de los fallecidos. La aeronave tenía los certificados de permisos, seguros y matrícula al día. Fue sometida a un último chequeo o inspección el 27 de septiembre, salió sin novedad”.

Carrera agregó que aún se desconocen las causas del accidente y lo único que saben fue que hubo un problema eléctrico; sin embargo, una junta investigadora determinará las causas de la tragedia.

Treinta segundos antes del impacto el piloto reportó un problema eléctrico. El profesionalismo hizo que conduzca hasta un punto favorable”.Hernán Carrera,
subdirector DGAC

“El profesionalismo del piloto hizo que desviara la aeronave a un punto donde no podría afectar a la población. Me uno al dolor que embarga a la familia de los pilotos fallecidos”, mencionó.

Desconoce que sus compañeros están muertos

El piloto sobreviviente, Cristian Almendáriz, de 27 años, oriundo de Riobamba, provincia de Chimborazo, pero radicado en Guayaquil, desconoce que sus compañeros de vuelo están muertos.

El doctor Mario Vargas, director de la casa de salud donde está hospitalizado, explicó que el aviador se encuentra estable, pero hay que realizarse una tomografía para conocer su evolución.

Está orientado en tiempo y espacio. No es oportuno decirle que sus compañeros han fallecido. Es un milagro que no tenga más afectaciones”.Mario Vargas,
doctor

“Está consciente y orientado en tiempo y espacio. No tiene fracturas, sino un edema. Su ojo izquierdo está afectado, pero todavía tenemos que esperar para una intervención”, indicó.

Sostuvo que Almendáriz presenta quemaduras de segundo y tercer grado en el 18 por ciento del cuerpo y que está haciendo tratado clínicamente por el fuerte golpe que recibió en la cabeza. “Aún no es oportuno y pertinente decirle que los amigos han fallecido. Él ha preguntado por sus compañeros, pero no se le ha dicho que han muerto. Es un milagro que no tenga más afectaciones”, afirmó el galeno.