Luego de la detención de dos venezolanos, quienes al parecer asesinaron al mayor de las Fuerzas Armadas Paúl Osorio, se determinó que se habrían conocido por internet.

La Policía no precisó si el contacto fue por alguna aplicación o red social en específico. Lo que sí se sabe es que el pasado martes no habría sido la primera reunión que tuvieron los sujetos con el militar.

En este contexto, Diario EXTRA entrevistó a dos expertos en seguridad cibernética para que cuenten cómo el internet se convirtió en una nueva herramienta para que los delincuentes cometan sus fechorías.

Santiago Cadena, catedrático universitario y especialista en redes sociales, comentó que en el caso del oficial, los delincuentes ya habrían analizado la situación de la víctima e incluso los movimientos que hacía.

“Los grupos delictivos ven a las plataformas digitales como un libro de páginas amarillas, donde pueden encontrar información valiosa sin que la otra persona se dé cuenta”.

Luego generan un banco de información con los gustos y preferencias de la víctima. Analizan su vulnerabilidad y la posibilidad de atacar por medio de internet o presencialmente.

Este modus operandi de los pillos lo ratifica Daniela Macías, directora de Protección de la Información del Registro de Datos Públicos. Ella mencionó que luego de obtener información importante, los delincuentes inician un proceso de empatía con su víctima. “Están generando confianza y por consiguiente eliminan la percepción de riesgo en la web”.

Cadena añadió que en el caso del militar asesinado habría un ambiente de acercamiento provocado por la persuasión de los bandidos, quienes habrían analizado la inteligencia emocional del individuo para saber por dónde atacar. “La vida digital es igual que la física. Tú no invitas a la sala de tu casa a alguien que no conoces”, dijo.

El panorama

Macías explicó que en el país no se ha generado una normativa para defender los derechos digitales. De hecho, ni siquiera existe el concepto como tal en los cuerpos legales.

Además, señaló que la Policía tiene una unidad especializada sobre este tema, pero no cuenta con el personal suficiente ni el equipo necesario para resolver estos casos y, por si fuera poco, no existe una articulación entre las entidades que deberían dar seguimiento, como la Fiscalía y el Consejo de la Judicatura.

La abogada afirmó que algunas redes sociales como Facebook, Tinder, Grinder, han generado espacios que permitieron a los delincuentes cometer violaciones, secuestros y trata de personas. Añadió que a nivel mundial no existe un plan de contingencia que permita conocer si una página web es peligrosa o hay delincuentes detrás de la misma.

Lo que sí se puede hacer, según ella, es vigilar los portales de internet con entidades como el Centro de respuesta a incidentes informáticos del Ecuador (Ecucert) y cuando salte una alerta informar a las entidades encargadas de investigar los hechos delictivos.

La abogada reconoció que es difícil judicializar algo que está en las redes porque puede ser tomado como una censura previa por atentar con la libertad de expresión y de generar contenido en estas plataformas.