Ericka y Ricardo Vásconez esperaban a su hermano afuera del Hospital Enrique Garcés, en el sur de Quito. El joven, de 26 años, recibió dos cornadas de un toro durante las fiestas de la parroquia El Pedregal, en el cantón Mejía, la noche del 1 de enero.

Los golpes los recibió en el glúteo y en la pierna izquierda. Según Ericka, su pariente estaba con unos amigos bebiendo licor, cuando fue embestido por el animal. “No se acuerda de nada. Solo cuando despertó en el hospital de Machachi”.

En dicha casa de salud no habrían tenido los implementos necesarios para atender al paciente y lo derivaron a Quito.

Ricardo comentó que a su familia le gustan las fiestas de pueblo donde hay toros y, al parecer, también recibir cornadas. El joven, de 20 años, fue embestido por un animal el año pasado, y el golpe le hirió en los testículos. “Estuve con una sonda por más de un mes”, recordó.

Cerca de los hermanos Vásconez, Blanca Cuenca aguardaba con preocupación los resultados de los exámenes de su esposo. La tarde del 1 de enero, mientras regresaba a su casa en Chillogallo, dos delincuentes lo atacaron, le partieron la nariz y lo golpearon en el rostro por resistirse al robo de sus pertenencias.

Angustia por sus parientes

Una enfermera que trabaja en un hospital capitalino comentó que veló la noche del 31 de diciembre del 2024, hasta las 08:00 del 1 de enero del 2025. Durante ese tiempo, recibió a 31 pacientes en el área de Emergencias.

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La mayoría llegó por estado etílico. Hubo también personas que, por regresar a dar el abrazo a sus familiares, se accidentaron en motocicleta, además de ciudadanos que fueron víctimas de robo.

La enfermera contó un caso curioso de una joven que no se dejó robar por dos delincuentes, en La Lucha de los Pobres. Los pillos la habrían apuñalado en la pierna y, no conformes con aquello, mientras la víctima corría le lanzaron el cuchillo y este quedó incrustado en su frente.

“Tuvimos que atenderla a tiempo para que no se desangrara”, contó la profesional.

En el Hospital Eugenio Espejo, en el norte de la capital, decenas de personas querían sacar cita con el médico, pero los guardias les indicaban que no habría atención hasta que culmine el feriado.

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Luz Marina Realpe bajaba las gradas principales de la casa de salud, consternada. Su hijo también fue víctima de robo en El Coca, provincia de Orellana. Los pillos le quitaron sus cosas y le dieron una golpiza hasta dejarlo inconsciente.

En los hospitales de esa localidad no había los equipos para tratar al paciente, de 34 años, y lo derivaron a la capital. Ingresó por el área de Emergencias y la mañana del 2 de enero lo subieron al piso 8.

La madre contó que el afectado no puede hablar ni moverse y que tenía que comprarle pañales para que haga sus necesidades.

Mientras ella iba a una farmacia cercana, Doris Pinto daba aliento a una señora que lloraba desconsolada. Su esposo había fallecido y no la dejaban ingresar para verlo. Doris insistió a los guardias, hasta que la dejaron pasar.

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