Exclusivo
Actualidad

La zanja que atraviesa la cooperativa Valle Verde sirve para desfogue de aguas servidas, según moradores.Christian Vinueza

En la cooperativa Valle Verde, en Monte Sinaí, los mosquitos hacen de las suyas

Moradores de la cooperativa Valle Verde, en el noroeste de Guayaquil, tienen de vecinos a los zancudos, la basura y el agua estancada. Desde hace más de un año que no fumigan el sector.

A Yesenia León, habitante de la cooperativa Valle Verde, en Monte Sinaí, le dijeron que sus dos hijos podrían tener dengue. Sí, esa temida picadura de mosquito que se reproduce en nuestro país, en la primera mitad del año, coincidiendo con la época lluviosa.

Los niños, según ella, presentaban fiebre que no bajaba y, por lo tanto, los médicos intuían que podría tratarse de la infección del Aedes Aegypti. “Me toca controlarlos con remedios para tenerlos un poco más tranquilos. Ahora ya les bajó, pero siguen con malestar”, afirma la madre de familia que habita en el noroeste de Guayaquil.

Su técnica para ahuyentar un ‘piti’ los mosquitos, y que al parecer no ha sido tan buena, es hacer humo. “Con palo santo, a la antigua, hago humito. Si no lo hiciera estuviéramos peor”, comenta entre risas.

"Esto está lleno de mosquitos como cada invierno. No han venido a fumigar para nada”.Geovanny Tinoco, morador de la cooperativa Valle Verde

Pero lo único malo de su chiste es que esta no sirve como arma para ‘aniquilar’ a los insectos y su vecino, Geovanny Tinoco, también sufre.

Él, mientras el equipo de EXTRA realizaba un recorrido por la zona, lijaba una silla de madera afuera de su vivienda, dando ‘papaya’ a los mosquitos.

“Esto es cada invierno. Desde hace 20 años que resido aquí siempre sucede, pero a veces se olvidan de nosotros y no nos vienen a fumigar”, se queja. Pero en su ‘metro cuadrado’, aparte de estar colmados con los zancudos, también se inundan por una alcantarilla que se suele tapar.

Las alcantarillas, según moradores, también están afectadas. Estas se rebosan cada cierto tiempo.Christian Vinueza

“Aquí se nos rebosa el agua cada cierto tiempo. No es solo cuando llueve. A veces pasa de la nada y, cuando nos damos cuenta, el agua sale de la caja”, explica el vecino.

Jenniffer, por su lado, también ‘vacila’ su parte del problema, aunque su hogar está a la entrada de la cooperativa y es la ‘fachada’ de la zona.

Algunos malos vecinos le botan basura alrededor de la zanja y ella junto con su mamá tiene que limpiar porquería ajena. “Lo dejamos ‘nítido’, pero viene gente de todas partes y ahí ponen de todo”, afirma asqueada.

Grace, quien tiene que desplazarse a lo largo del canal cada vez que quiere salir de su ‘rancho’, encuentra igual de repugnante su camino. “La pestilencia no se aguanta y todos los días ando por aquí”.

Según los moradores, el canal fue ideado con el fin de que el agua que bajara de los cerros aledaños no causara desastres. Sin embargo, este sirve de botadero.

  • La dura de la cuadra

“¡Yo soy como miel en el pan!”

La señora Luz, quien regenta una papelería en una de las calles principales de Valle Verde, es conocida por todos sus vecinos.Alex Lima

1. ¿Qué se necesita en la cooperativa Valle Verde?

El problema en la cooperativa es el canal. Allí hay mucha basura y tierra que se convierten en el lugar adecuado para que crezcan mosquitos. La primera lluvia fuerte trajo piedras y palos secos y todo eso se queda ahí estancado. Aparte, la gente no tiene ni un poquito de conciencia, sino que botan todo allí, basura aquí y basura más allá.

2. ¿Cuánta atención le han dado las autoridades al problema?

No han venido para nada. Queremos que vengan todas las autoridades a ayudar con la limpieza y fumigación porque la propagación de los mosquitos está fuerte y hay muchas enfermedades como dengue, chikungunya y paludismo.

3. ¿Cómo ha sido su experiencia en el liderazgo de su cooperativa? 

Es muy bonito, pero ser líder no es solo decir ‘yo trabajo aquí’, es sentirlo, porque palpamos el dolor de las personas que residen aquí. Recuerdo que llegué cuando solo había cuatro casas, incluyendo la mía, y nos tocaba pelear para que no nos desalojen.