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Comida venezolana en Quito: El icónico bulevar con los mejores productos típicos
En este sector hay de todo: arepas, tequeños, hamburguesas, pepitos y hasta marquesas, entre una gran variedad de productos, a un buen precio
En el corazón del sur de Quito, en Solanda, se encuentra la calle José María Alemán, conocida popularmente como la J. Esta vía, de unos diez metros de ancho y de amplios parterres, se ha convertido en un vibrante bulevar que algunos extranjeros ya la llaman, cariñosamente, ‘Venesolanda’.
Esto se debe a que este lugar, lleno de luces, colorido y con un constante movimiento de personas, ha llegado a ser un refugio para los venezolanos que buscan un rincón de su patria en tierras ecuatorianas.
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Aquí, entre risas, sabores y recuerdos, los ‘chamos’ han encontrado un lugar que les recuerda a los bulevares de su país, donde la vida nocturna se despliega en busca de una comida deliciosa y económica. EXTRA recorrió el lugar y dialogó con algunos de ellos para conocer más de sus tradiciones y cultura de comida callejera.
Sabor maracucho en el sur de Quito
Engerber Silva es el orgulloso propietario de Maracucho Burger. Con una sonrisa que refleja su satisfacción, comparte cómo su negocio ha florecido en Solanda. “Realmente me he sentido bien aquí. Es relativamente parecido a los bulevares de Venezuela, calles comerciales y todo lo demás. Aquí, más que todo, el venezolano busca la comida típica de uno”, comenta.
Antes de establecer su propio negocio trabajó durante cinco años en una empresa estatal ecuatoriana. “Aquí empecé trabajando en Petroecuador. Luego me independicé”, dice con orgullo. Y esa autonomía ha dado frutos, ya que su comida es altamente buscada, especialmente sus patacones y la famosa arepa cabimera, que es más grande y voluptuosa que las tradicionales. Su especialidad, la hamburguesa ‘Sombrero’, es considerada un verdadero banquete, diseñada para compartir entre cuatro o seis personas, llena de carne, pollo, chorizo ahumado, jamón y queso cheddar.
Dulces venezolanos con toque ecuatoriano, en Solanda
Lis Hernández ha encontrado en la J un espacio para endulzar las vidas de sus compatriotas y de los ecuatorianos. Con apenas seis meses en Solanda, ha capturado corazones y clientela con sus marquesas, un postre típico venezolano al que ha añadido un toque local. “Empecé vendiendo minidonas y poco a poco comencé a vender (dulce de) tres leches, postres para cumpleaños y marquesas. Pero yo les puse mi toque y empecé a hacerlas de limón y de maracuyá”, explica con entusiasmo.
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Para la joven migrante, el ambiente en la J le recuerda un poco a casa, aunque el clima quiteño no se parece en nada al calor de la costa venezolana. “Aquí nos pega el frío, pero gracias a Dios ahorita está haciendo un poco de calor. Pero cuando llueve, nos ataca el frío”, comenta entre risas, mientras invita a todos a probar sus dulces.
Tequeños a otro nivel en Solanda, sur de Quito
Yersy Quiroz es otro rostro de la gastronomía venezolana en Solanda. Sus tequeños han conquistado tanto a venezolanos como a ecuatorianos, con una variedad que va desde los clásicos de queso hasta los más elaborados con jamón, queso, maduro frito y carne mechada. “Gracias a Dios, la acogida ha sido muy buena. Muchos ecuatorianos han gustado de nuestra gastronomía venezolana”, dice Yersy, orgulloso de su trabajo.
También para él, la J es un verdadero pedacito de Venezuela en Quito. “Aquí hay muchos negocios de comida venezolana, como hamburguesas, hot dogs, pepitos, arepas, cachapas, empanadas, tequeños, pasteles. Se podría decir que hay muchas personas que vienen hacia acá y les gusta mucho nuestra gastronomía”, explica.
Y aunque la nostalgia por su tierra natal, San Cristóbal, siempre está presente, Yersy ha logrado recrear un rincón de su hogar en Ecuador, donde los tequeños son tan representativos como el encebollado para los ecuatorianos.
Nostalgia de su tierra y sazón venezolana a pocos pasos, en Quito
Joseph Briceño, un cliente habitual de estos negocios, también encuentra en Solanda un lugar que le recuerda a los bulevares de su tierra natal, aunque con sus diferencias. “Nos familiarizamos bastante, porque prácticamente en Venezuela se le conoce (a estos negocios) como comercio informal o buhoneros. Y sí, bueno, en ciertas partes de Quito se ve esto. Solamente en las zonas más populares, por ejemplo, aquí en la J se ve”, comenta.
Sin embargo, también reconoce que no todos los sitios son iguales, y aprecia que en Solanda los precios sean más accesibles que en otros sectores de la capital, donde por una arepa se puede pagar 5 dólares o más.
Por su parte, Rusmery Gil, otra cliente fiel, no puede evitar sentirse transportada a su patria cada vez que compra un tequeño en la J. “Bastante, bastante, demasiado. Hay mucha gente de Venezuela, y los tequeños... pues igual que todos los de allá”, afirma.
Para ella, la relación calidad-precio en Solanda es inmejorable, y no duda en promocionar estos negocios tanto a sus compatriotas como a los ecuatorianos. “100% recomendado, no se va a arrepentir. ¿Ves? Hasta la gente ecuatoriana compra”, asegura con una sonrisa mientras unos lugareños se acercan a un pequeño puesto.
En ‘Venesolanda’, la J se ha convertido en un refugio donde los sabores, los recuerdos y la nostalgia se mezclan para crear un rincón especial en Quito. Entre arepas, tequeños, marquesas y más, la comunidad venezolana ha encontrado un hogar lejos de casa e invita a los ecuatorianos a ser parte de esta experiencia culinaria que une a dos naciones.
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