Exclusivo
Actualidad

Comerciantes y pescadores de dos cantones de Manabí están 'golpeados' por las lluvias
En Santa Ana y San Vicente, la tempestad del invierno 'azota' las actividades comerciales.
Las fuertes lluvias que cayeron sobre Santa Ana durante más de tres horas en la tarde y noche del martes 1 de abril provocaron serias afectaciones en el casco comercial del cantón. La crecida de los esteros desbordó las calles y el agua ingresó a los negocios, dañando mercadería y dejando a más de 200 comerciantes con grandes pérdidas económicas.
Verónica Mejía, propietaria de una tienda de calzado, es una de las afectadas. Había invertido en nuevos productos para la temporada escolar, pero la inundación arruinó su mercancía.
“Las pérdidas son cuantiosas, los proveedores no reciben esto ya como devolución y lo peor es que el seguro me lo quitaron por falta de pago. Este es un nuevo golpe a nuestra economía, muchos estamos al borde de la quiebra”, comenta preocupada.
El alcalde Gregorio Macías informó que diez cuadras del casco comercial sufrieron daños debido a la acumulación de agua. Además, señaló que la represa Poza Honda está cerca de su límite, por lo que se mantiene la alerta ante un posible rebose.
LEA MÁS: Quito: Árbol de 20 metros cae sobre un auto y deja dos heridos ¿Qué fracturas tienen?
Desde tempranas horas, comerciantes y obreros municipales iniciaron las labores de limpieza. En la Calle Bolívar y en Atahualpa Bermúdez, con escobas en mano y tachas, sacaban el agua y el lodo de los locales, tratando de recuperar la normalidad lo antes posible.
“Muchos lo han perdido todo, otros nos toca endeudarnos para volver a empezar. Es crítico el asunto, el invierno ha sido inclemente”, expresó Ramiro Zambrano, otro comerciante afectado.
A pesar de la difícil situación, los dueños de negocios trabajan para reactivarse y seguir adelante, aunque la incertidumbre sobre nuevas lluvias sigue latente.
TE RECOMENDAMOS: En Villa del Rey denuncian irregularidades en alcantarillado: ¿Por qué se inundan?
La pesca afectada en San Clemente

El invierno no solo trae lluvias y crecidas de ríos, sino también un problema recurrente para los pescadores artesanales del cantón Sucre: la palizada y las aguamalas. Estos factores naturales afectan directamente su trabajo, dañando redes, motores y reduciendo la captura de mariscos.
Enrique Bermúdez, socio de la Cooperativa Los Delfines del Norte, asentada en San Clemente, Manabí, explica que durante esta temporada, aunque hay abundancia de camarón y corvina, la proliferación de aguamalas dificulta la pesca. “Las redes se llenan de estos animales y se vuelven tan pesadas que no podemos recogerlas bien”, lamenta el pescador mientras repara con paciencia su herramienta de trabajo.
Además, la palizada que arrastran los ríos hasta el mar se convierte en otro obstáculo. “Los palos se enredan en las redes, las dañan y, en algunos casos, las perdemos completamente”, señala Yasmanny Loor, quien lleva más de 10 años en la pesca de camarón y corvina. Los motores de las lanchas tampoco están a salvo. “A un amigo se le dañó la transmisión porque atrapó un tronco en el motor, y la reparación cuesta entre 400 y 500 dólares”, comenta preocupado.
Luis Chávez, representante legal de la Cooperativa Los Delfines del Norte, informó que para sobrellevar estas inclemencias solicitan ayuda de las autoridades correspondientes. A esto se suman los embates de los aguajes, que destruyeron la sede del grupo pesquero, poniendo en evidencia la vulnerabilidad de un sector que aporta a la economía de los hogares ecuatorianos pero que, según los pescadores, se siente abandonado.
¿Quieres acceder a todo el contenido de calidad sin límites? ¡SUSCRÍBETE AQUÍ!