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Bomberos ecuatorianos viajaron a Chile para ayudar en la emergencia.Cortesía

Chile: Ecuatorianos cuentan cómo vivieron el incendio que azota Viña del Mar

30 familias compatriotas que resultaron afectadas por las llamas, perdieron sus viviendas y actualmente viven en unas carpas improvisadas

José se baja de la moto de un buen samaritano que le ayudó a llegar hasta Villa Alemana. Esta es una comuna situada al oriente de Viña del Mar, en Chile, donde él y su esposa, quien tiene siete meses de gestación, viven hace más de un año.

Son las 20:00 del 2 de febrero de 2024. El lugar es un infierno. El humo espeso cubre el ambiente. No se ve el cielo. “Es como estar dentro de un horno”, dice el joven, de 24 años, mientras observa cómo varios niños con quemaduras en su cuerpo bajan desesperados para buscar refugio. Él solo quiere saber si su pareja y su hijo se encuentran bien.

Le pide el casco al hombre que lo llevó para poder ver mejor por donde camina, porque el calor del incendio forestal le quema los ojos. Es abrasador. José salta las albercas para llegar a su casa. “¡Hijo, no sigas, te vas a quemar; detente!”, le grita uno de sus vecinos. “¡Debo salvar a mi esposa!”, responde el hombre. El motociclista también le suplica que no siga.

“¡Miriam, Miriam, ¿Dónde estás?!”, grita José. Nadie responde. De pronto le llega un mensaje a su móvil: “Estoy por una calle dañada”, dice el texto. Es de su esposa, quien había salido por su cuenta junto a un loro y un gato que tienen de mascotas. Están a salvo.

Así vivieron el ecuatoriano José y su familia el incendio forestal que se convirtió en una tragedia que azotó las regiones del centro sur del país chileno, especialmente Valparaíso y Viña del Mar.

Hasta el 16 de febrero, según una publicación de la cuenta de X (antes Twitter) del Servicio Médico Legal de Chile, la cifra de víctimas mortales por el incendio era de 132. Del total de fallecidos han sido identificadas 106 personas. Además, existen 11 desaparecidos.

Se desconoce todavía si dentro de ese grupo existe algún compatriota; sin embargo, según la información recabada por la asociación Comunidad Ecuatoriana Unida en Chile (CEUCH), 30 familias ecuatorianas se quedaron sin vivienda.

Entre ellas está la pequeña familia de José, la misma que por el momento se encuentra hospedada en el departamento de un compañero de su trabajo, en Valparaíso.

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Secuelas

30 familias de ecuatorianos fueron afectadas.Cortesía

Al día siguiente, el compatriota regresa a su hogar para ver si puede rescatar algo. Se percata de que las llamas no han consumido su casa ni la de al lado. Tiene esperanzas. Sin embargo, cuando logra entrar se da cuenta de que les han saqueado. Se llevaron los muebles, la cocina, la lavadora, los armarios. Lo único que puede salvar es su cama y algunas prendas de vestir, pues los delincuentes no han logrado entrar al dormitorio porque está con seguro.

Según el Centro Latinoamericano de Políticas Económicas y Sociales (Clapes), existen más de 6.000 viviendas afectadas y el costo de los daños puede ascender a los 273 millones de dólares.

La pequeña familia ecuatoriana necesita comida y dinero, sobre todo para Miriam, quien está a pocas semanas de dar a luz.

Ella todavía no logra superar el trauma que vivió aquel día. Lo recuerda como si fuese hoy. La mañana del 2 de febrero llega un mensaje de texto a su teléfono. Es del Servicio Nacional de Prevención y Respuesta ante Desastres (Senapred), en el cual le indican que un incendio forestal había iniciado en el sector de Casablanca, a unos 35 kilómetros de distancia de su casa.

No le presta atención, hasta que a las 19:00, su esposo José la llama alarmado para decirle que el fuego se había expandido y que estaba cerca de donde vivían. Ella percibe a quemado en el ambiente. Se asoma por la ventana y ve el cielo lleno de humo. A los pocos minutos, escucha un fuerte estallido. Es un tanque de gas que explota cerca de su vivienda.

En ese momento, decide salir con sus dos mascotas. Se cubre la nariz con un pañuelo para no asfixiarse. Camina como 15 minutos y sale. Poco después se encuentra con un desesperado José.

Van al hospital y los médicos le dicen que su bebé no tiene complicaciones. Pero ella, a partir de ese día, tiene trastorno del sueño. No puede dormir. Cada vez que escucha una ambulancia se despierta y José tiene que hacerle conversación para tranquilizarla.

Solidaridad

Los ecuatorianos afectados necesitan materiales de construcción.Cortesía

El portal Datosmacro muestra que hasta el 2020 los ecuatorianos que viven en Chile llegaban a los 42.266. Muchos de ellos son ilegales, como José y su familia. Y por su condición no pueden acceder a varios servicios estatales. Por si fuera poco, habitan en sectores conocidos como ‘tomas’, que son invasiones de terrenos.

Estos asentamientos informales fueron los más afectados en el incendio, porque son de difícil acceso para los cuerpos de emergencia.

Desde Ecuador se enviaron 55 bomberos para apoyar en las labores de extinción de los incendios forestales. Por su parte, la Cancillería del Ecuador envió un mensaje de apoyo al pueblo chileno desde su cuenta de X, el 4 de febrero: “Ecuador está presto a colaborar con nuestro contingente en el manejo de catástrofes naturales”.

Sin embargo, Enin García, representante de la asociación CEUCH, señala que no han recibido apoyo de las autoridades ecuatorianas. Por eso desde su cuenta de Facebook, él y otros compatriotas radicados en Chile han realizado acciones para ayudar a los damnificados, como entregar donaciones o materiales de construcción.

Este era el mensaje que recibían las personas que vivían cerca de las zonas afectadas por las llamas.Cortesía

La semana pasada subieron un video desde Quilpe, en Valparaíso, una de las zonas más afectadas por las llamas y en donde habitan decenas de familias ecuatorianas, quienes actualmente viven en carpas construidas por ellos mismos.

“El sol es muy fuerte y el polvo nos puede dañar la salud. Autoridades en Ecuador, necesitamos ayuda para reconstruir nuestros hogares”, manifiesta Diana, una mujer que junto a otros compatriotas carga una bandera tricolor.

García también ha gestionado con entidades gubernamentales para que se pueda extender un bono a las personas afectadas. El jueves pasado fueron a la comuna en la que vivía José para entregar la ayuda, pero él no pudo estar presente por motivos de trabajo.

Él asegura que no puede faltar a sus labores porque puede ser despedido. Por eso, las personas que quieran colaborar con él lo pueden hacer a través de Wester Union, pero antes de realizar cualquier envío es mejor contactarlo al teléfono: +56932944553, para poder dar los datos y garantizar que la ayuda llegue sin complicaciones.

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