Exclusivo
Actualidad

Con una cuerda Norma sube el dispositivo dentro de una malla hasta la punta de la caña.Napoleón Domenech / EXTRA

¿Cómo chatear en Cascol? A 15 metros y con dos cañas guadúas

En San Pablo, parroquia Cascol, provincia de Manabí, una familia amarró dos guadúas de unos 15 metros de alto para izar el celular, agarrar señal y leer los mensaje de WhatsApp.

En la comunidad de San Pablo, parroquia Cascol, provincia de Manabí, la tecnología y el siglo pasado están separados por 15 metros y dos cañazas guadúas. Y no es broma.

Todos los días, Norma Mendieta coloca su celular dentro de una pequeña funda de mallas negra, que está amarrada a dos enormes cañas, y cual bandera iza su teléfono hasta la parte más alta de esta pequeña localidad que está asentada en medio de unas plantaciones de banano y cacao. ¿Para qué lo hace? Solo así puede receptar la señal móvil y comunicarse con sus familiares.

“No hay otra manera, vivimos en una parte baja donde no llega el Internet para los móviles”, cuenta la habitante, quien se ha vuelto una experta en subir y bajar el dispositivo desde la caña, cuando desea estar en contacto con el mundo.

Norma, de profesión estilista, explica que con su esposo Luis tuvieron que crear este método para contactarse con sus seres queridos desde marzo pasado, cuando la pandemia del coronavirus prácticamente los obligó a confinarse en su vivienda.

Antes de la declaratoria de emergencia sanitaria en el país, cada fin de semana viajaba hasta Guayaquil para atender su gabinete de belleza y regresaba los lunes para continuar con sus labores de campo. Pero por los contagios de COVID-19 ha tenido que quedarse en la comunidad, donde han innovado con sembríos de ciclo corto, cría de aves y cerdos para poder mantener la economía de su hogar.

Mendieta revisa las redes sociales y se escribe por WhatsApp con sus tres hijos que se quedaron en el Puerto Principal y otros parientes en diferentes partes del país. 

Espera el tono

Cuando termina de escribir los mensajes de WhatsApp, Norma coloca el ‘cel’ dentro de la fundita, lo ajusta y con una soga lo eleva hasta la punta de la caña. Luego de escuchar el tono del mensaje respondido, desciende el aparato.

Ese ‘sube y baja’ del teléfono debe hacerlo a diario, no solo para estar comunicado con sus familiares, sino también con sus clientes, quienes le preguntan por los servicios de su negocio de belleza, ya sea en Guayaquil o en San Pablo, donde reside.

Pero quienes no pueden aprovechar esta creativa forma de comunicación son los estudiantes de una escuela de este sector rural, que permanece cerrada, ya que la señal de internet no puede ser captada por sus dispositivos.

La necesidad fue la señal que estimuló la creatividad de esta familia.Napoleón Domenech / EXTRA

En junio pasado, algunos niños subieron a un árbol en Ligüiqui, parte rural de Manta (Manabí), para obtener señal en sus celulares y hacer sus tareas. Estas imágenes dieron la vuelta al mundo.

La necesidad de estar conectado a través de la tecnología hace que el ingenio criollo surja y cree estos particulares sistemas hasta que el mundo retorne la normalidad... si es que algún día volvemos.