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Los Bomberos de Rumiñahui rescataron lo que más pudieron de los enseres de esta familia.HENRY LAPO

Casa patrimonial quedó inhabitable tras fuerte aguacero en Rumiñahui

Nueve personas, entre ellas dos niños, perdieron todo lo que tenían en su vivienda arrendada. Hoy no tienen ni qué ponerse. Autoridades aseguran que todo pasó por falta de mantenimiento

La tranquila vida de nueve miembros de una familia en Rumiñahui, al suroriente de Quito, de repente, quedó reducida a fundas de basura y armarios destartalados.

José Jácome miraba desde lejos cómo los bomberos salvaban algo de la ropa de sus hijos y sus nietos. Entre el polvo se guardaban los peluches y juguetes de dos niños.

La madrugada del lunes 6 de diciembre un estruendo levantó a todo el barrio. La casa de adobe y madera se cayó debido a las fuertes lluvias.

“Mi esposa ya se había levantado para hacer el desayuno”, contó José, quien se alistaba para ir a una obra de construcción en la que trabaja.

El cuarto de los cinco hijos de José se afectó. Una de ellos tuvo un golpe en el pie izquierdo, aunque no fue de gravedad. Sintieron alivio porque todos salieron ilesos, pero la angustia se mantiene porque se quedaron con lo que llevaban puestos.

Mantenimiento

Fausto Hidalgo, coordinador de Gestión de Riesgos del Municipio de Rumiñahui, comentó que los Jácome, quienes arrendaban la propiedad desde hace dos años, no fueron los únicos afectados. “Otra familia de cinco miembros también habitaba el inmueble”, comentó.

Luego de las primeras evaluaciones se estableció que, según Hidalgo, la infraestructura habría colapsado por la falta de mantenimiento, a pesar de que es parte del inventario del patrimonio del cantón.

“Hay varios elementos que soportan la estructura que se ve que están podridos”, afirmó.

Es por ello que las lluvias solo habría sumado al mal estado de la vivienda. “Se humedeció el adobe y por el peso pudo haber colapsado”, agregó el funcionario.

El daño ha sido tal que quedó inhabitable, pues el 90 % de la casa quedó destruida. Los bomberos del cantón realizaron un apuntalamiento emergente.

Sin embargo, Segundo Rojas, el propietario del bien, aún no ha contabilizado las pérdidas ocasionadas por la caída de los muros.

Desmintió al Municipio de Rumiñahui, pues dijo que hace poco cambiaron el techo y que “siempre se ha revisado el estado de la casa”, insistió.

Además, comentó que nunca le notificaron que su inmueble era patrimonial. “Aquí nos venimos a enterar. Pero prefiero que la derriben nomás”, espetó.

Lo que quedó se recogió en costales.HENRY LAPO

Dolor

Para los nueve integrantes de la familia Jácome esto no solo es una pared caída, sino toda su vida. “Allí se quedó un celular y la computadora donde mis nietos recibían clases por Internet”, contó José.

Además, se quedaron sin electrodomésticos, herramientas que serán difíciles de volver a comprar con el sueldo de albañil de José.

Apelan a la solidaridad de los lectores de EXTRA. “Quizá alguien nos pueda alquilar una casa con algunas facilidades”, agregó el padre de familia. También necesitan ropa para niños, adultos, comida no perecible y enseres.