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Casa abandonada en San Blas es refugio de delincuentes y causa alarma en Quito
Los vecinos temen que el lugar se vuelva un refugio de delincuentes y que estos destruyan la convivencia en uno de los barrios más emblemáticos
Huele a estiércol. Hay restos de droga regados en los pasillos. Ropa sucia, vidrios y puertas destruidas.
Así es el ambiente dentro de una propiedad ubicada en el sector de San Blas, en el centro de Quito. Uno de los barrios más emblemáticos e históricos de la ciudad. Los vecinos la han denominado la ‘casa del terror’ a este inmueble que se encuentra abandonado.
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Personas en situación de calle, consumidores de estupefacientes y delincuentes la han invadido, generando zozobra y temor en los miembros de la comunidad.
¿Cuál es la queja de los vecinos?
Magdalena Veloz tiene su vivienda junto a la ‘casa del terror’. Ella teme que algún indigente se trepe por las paredes y se meta a su propiedad para cometer algún delito o atenten contra su integridad.
“Andan armados y atracan a la gente en el barrio”, dice.
José Parra, otro vecino preocupado, asevera que ha visto que más de ocho personas viven en el interior de este domicilio abandonado. Entran y salen por las noches. “Con el tiempo se puede convertir en una guarida de delincuentes”.
El morador añade que han ido desmantelando la vivienda. Han sacado las puertas, han roto vidrios, los lavabos y las paredes han sido destruidas. Por si fuera poco se llevaron los medidores de agua y de luz. Lo único que permanece intacto es una palmera que esta situada en el patio principal.
¿A quién le pertenece el predio?
Juan Carlos Rojas, presidente del barrio San Blas, explica que el predio pertenece a una universidad de la capital, que lo adquirió hace más de nueve años con el objetivo de que se convierta en una sede cultural y artística en la que se iban a realizar funciones de teatro y talleres culturales.
Sin embargo, según el dirigente, esto no se cumplió y de a poco se ha ido deteriorando. Hace dos semanas hicieron una intervención junto a la Policía del Distrito Manuela Sáenz y desalojaron a los intrusos, quienes también tenían bajo su custodia a perritos callejeros. Allí atraparon a un colombiano que portaba un cuchillo y que pretendió atacar a uno de los moradores.
Este habría indicado que dentro de la propiedad invadida hay personas que cobran una cuota para utilizarla o para dormir dentro de esta. Una especie de 'vacuna'.
¿Qué medidas piensan tomar los vecinos?
Los vecinos han tratado de sellar todas las puertas y los posibles ingresos a la ‘casa del terror’, pero las personas en situación de calle se las ingenian para entrar.
Los moradores agotarán las instancias para pedir a las autoridades universitarias a las que pertenece la propiedad que, por lo menos, designen a un guardia de seguridad o que algún empleado contratado mantenga limpia la casa.
“Que tomen cartas en el asunto o haremos plantones afuera de la institución hasta que nos hagan caso”, puntualiza Magdalena Veloz.
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