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La otra cara del Metro de Quito: El desorden de los taxis en las estaciones
Conductores y peatones tienen problemas para circular. Estacionarse es prohibido, pero no se puede controlar a todos, dice la AMT.
El Metro de Quito ha cambiado la rutina de muchos quiteños. Los recorridos de norte a sur y viceversa disminuyeron notablemente, lo que ha hecho que miles opten por esta opción de transporte. No solo los transeúntes sino también a los taxistas les ha brillado el ‘ojo’ con esta nueva dinámica. En la mayoría de estaciones se han improvisado paradas con operadora y todo.
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En la estación de Iñaquito, por ejemplo, una mujer llega a las siete en punto con un cuaderno, su teléfono y audífonos. “Taxi, taxi, taxi”, susurra a los usuarios que salen de la estación. Aunque no quiso identificarse, sí dijo a EXTRA que procuran no hacer tráfico. “Yo tengo a las unidades cerca y cuando ‘engancho’ lo llamo para que se acerque”, dice.
Sin embargo, los taxis se quedan estacionados sobre la avenida Naciones Unidas, aunque los otros conductores piten pidiendo paso. “Es molesto porque tampoco ponen luces de parqueo. Uno cree que ya van avanzar y espera. Hacen perder el tiempo”, asevera una conductora.
Ella tuvo un cruce de palabras con un taxista a la salida de la estación de La Magdalena, sur de la urbe. “Hay que virar a la derecha hacia la Cinco de Junio y como están estacionados hay que invadir otro carril”, agrega.
En la avenida Ajaví, en Solanda, en el sur, también existe este inconveniente. Narcizo Balcázar explica que al intentar pasar por el cruce cebra no se puede porque las unidades están estacionadas. “Nos toca rodear los carros para pasar”, comenta.
Él es de la tercera edad, por lo que, además, se dificulta cruzar con rapidez. “Se suma a que los otros conductores no dan paso”, agrega. Nelly Chiguango, vecina de la zona, explica que también resulta un peligro para los niños. “Esta es una zona escolar. Los chicos necesitan pasar y se forma un gran caos”, asevera.
Las horas pico son las más conflictivas, pues todos intentan llegar a tiempo a sus lugares de trabajo y estudio, es por eso que este servicio sí ha tenido acogida. “La gente quiere movilizarse pronto. Yo tengo los taxis listos y los llamo”, dijo otra de las operadoras, ubicada en El Ejido. Tampoco quiso identificarse, pero defendió que “todos necesitan trabajar”.
Los agentes de tránsito acuden a estos puntos de la ciudad, pero Washington Martínez, director de la Agencia Metropolitana de Tránsito (AMT), explica que “es el juego del gato y el ratón”. “Cuando el agente llega se van, hay un poco de orden. Cuando se va, vuelven”, expresa.
También explica que en el contexto de la crisis energética tampoco es posible estar todo el tiempo en las estaciones. “Entre controlar las estaciones y el paso en los semáforos sin luz, hay que elegir”, menciona.
Entonces, los horarios en los que no hay luz en varios sectores simultáneos, los taxistas “aprovechan”, según el funcionario. Aunque reconoce también la necesidad de trabajar. “Estamos en un momento difícil, también hay que tener empatía”, finaliza.
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