Los habitantes del barrio Tanichilla, en Alóag, al sur de Quito, duermen con un ‘ojo abierto’ desde el sábado pasado, cuando un bus se impactó contra la casa de Magdalena Toapanta y dejó dos muertos y 17 heridos.

La mujer sigue reuniendo dinero para reparar la planta baja que salió afectada luego del choque del automotor. Afirma que no le alcanzaron los 600 dólares que le dieron desde la cooperativa del bus implicado.

“La columna que sostiene la parte delantera de mi casa hay que reforzarla porque existe el peligro de que se parta”.

Por si fuera poco su madre tiene ansiedad y uno de sus nietos, de 9 años, no puede dormir por las noches. Ambos temen que vuelva a ocurrir una desgracia similar.

El morador Manuel Mosquera añadió que el servicio de internet lo reinstalaron dos días después de la desgracia. También señaló que junto a otros vecinos hicieron una minga para ayudar a reconstruir en algo la fachada de la casa de Toapanta. Lo necesario para que, por lo menos, no entren ladrones a robar en su tienda.

Asimismo, Mosquera lideró una reunión con otros habitantes en la que se planteó solicitar ayuda a las autoridades del cantón Mejía para que colocaran señalética o un muro de contención.

De no ser escuchados, el vecino afirmó que traerán rocas grandes para con sus propias manos hacer una muralla antichoques y poder dormir en paz. “Antes teníamos confianza, pero ahora debemos estar a la expectativa de cualquier accidente”.

Falsas promesas

Luis Vásquez trabaja con su camioneta haciendo fletes justo en la curva en la que ocurrió el siniestro de tránsito. El conductor afirma que las autoridades entran y salen de la administración prometiendo cosas que no cumplen.

Primero, según Vásquez, les ofrecieron que ampliarían la vía para evitar accidentes. Luego les propusieron que iban a enderezar la carretera, es decir, la curva iba a desaparecer y la avenida empataría con otro tramo más abajo. “Pero todo ha quedado en ofrecimientos”.

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Peligro constante

El bus que se accidentó el 26 de agosto cubría la ruta Quevedo-Quito y cuando estaba en la entrada de Alóag, según las primeras indagaciones, habría perdido pista. Toapanta indicó que su hermano, quien es guardia de seguridad en una empresa de la zona, vio que el automotor iba a alta velocidad y que los pasajeros gritaban que se fueron los frenos.

Diario EXTRA recorrió un tramo del trayecto que hizo el conductor que falleció en el siniestro y se percató que dos kilómetros antes de llegar a la ‘curva mortal’ hay algunas señales de tránsito de ‘no rebasar’, ‘cruce de línea férrea’, ‘zona poblada’, ‘precaución bajada’, ‘40 kilómetros por hora’.

Vásquez considera que también existen conductores imprudentes que no respetan la señalética. “En este tramo ha habido algunos atropellos y los accidentes ya se ‘bajan’ tres postes de luz”.

Según la Agencia Nacional de Tránsito (ANT) en la carretera E20 que bordea a Alóag se han registrado 28 accidentes de tránsito en lo que va del año de los cuales hubo cuatro fallecidos, dos más de lo registrado en el 2022. (ver infografía)

Diario EXTRA se contactó con el Municipio de Mejía para conocer si tomarán acciones para subsanar la problemática de los moradores de Tanichilla, e indicaron que iban a direccionar el pedido de información a la entidad encargada y no se ha obtenido respuesta hasta el cierre de edición.

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