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Canchas de fútbol se quedan sin clientes por los apagones
Este negocio ha perdido el 70% de clientela, dicen sus administradores. Los ‘peloteros’ buscan la noche para jugar, pero la oscuridad no lo permite.
Acomodándose a los horarios y trabajando media jornada, cuando antes ‘camellaban’ ocho o hasta diez horas diarias, los negocios de alquiler de canchas de fútbol en Guayaquil aguantan la ‘presión alta’ de los apagones.
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“Necesitas buena iluminación para tener la cancha abierta, eso implica luminarias potentes, que consumen mucha energía, y para mantenerlas encendidas en los apagones se necesita un generador grande y potente, que a su vez consume mucho combustible”, explicó Pilar Goyes, administradora de la cancha El Cóndor, en la ciudadela del mismo nombre.
Goyes indicó que, debido al racionamiento eléctrico, la jornada de trabajo se ha reducido de ocho a cuatro horas diarias, pues “la gente alquila por la tarde, después de trabajar. En este sector, la luz vuelve a las cinco de la tarde y se va a las nueve de la noche (durante la semana del 11 al 17 de noviembre). De ahí ya cerramos, no podemos hacer nada en la oscuridad”, detalló.
La encargada aseguró que la situación económica, sumada al abuso de las importadoras, que han triplicado el valor de los generadores, les hace imposible adquirir uno para poder mantener el servicio. “Si antes tenía tres reservas al día, ahora solo tengo una. Estamos pasando problemas económicos”, se quejó.
Todo se desconecta para abastecer a las canchas
Otros establecimientos más grandes, que sí han podido costear una planta eléctrica, también sufren los estragos de los cortes, a pesar de que pueden mantener el horario de atención.
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Ese es el caso de la cancha La Cantera, en La Garzota. Su generador de energía les permite iluminar una de sus tres canchas, pero no da abasto para otros servicios complementarios.
Por ejemplo, la venta de alimentos se restringe a las 18:30 porque no hay iluminación en la cocina; los baños tampoco tienen luz, por lo que los jugadores se tienen que cambiar la indumentaria ayudados con las linternas de los teléfonos.
Asimismo, las bebidas no se pueden mantener frías porque los frigoríficos permanecen apagados, y el área del patio de comidas también se mantiene a oscuras y sin música. “Todas estas cosas (molestias y restricciones) espantan a los clientes”, mencionó uno de los encargados de este negocio.
Ricardo y sus amigos Erick y Luis llegaron a este sitio confiados en conseguir una reserva para jugar la noche del pasado sábado 16 de noviembre; sin embargo, se encontraron con que no había cupos disponibles ni ese día ni el siguiente.
“Cuando veníamos, siempre conseguimos cancha, a veces se espera máximo una hora, pero se consigue. Ahora dicen que, por los apagones, solo pueden mantener prendida (los reflectores) una cancha, y por eso está peleadísima”, expresó uno de ellos.
En ambos negocios aseguraron que no se atrevían a subir los precios, pese al gasto adicional de, por ejemplo, el generador, por miedo a perder los poquísimos clientes que aún conservan.
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