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Niños saltando en el drenaje de la calle cerca de Sittwe, estado de Rakhine, oeste de Myanmar.EFE

El país donde varios de sus habitantes no saben del COVID-19 por tener bloqueado Internet

En Birmania rige el bloqueo de Internet más largo del mundo.

El bloqueo de Internet más prolongado del mundo, impuesto por el Gobierno birmano en el oeste del país por su conflicto con la organización armada del Ejército de Arakán (AA), se ha adentrado en su segundo año, lo que ha creado un "agujero negro" que impide la llegada de ayuda humanitaria e información sobre la COVID-19.

Impuesto el 21 de junio del año pasado y prologado hasta el próximo 1 de agosto, el apagón más largo del mundo, según Human Rights Watch (HRW), ha suscitado críticas de organizaciones de derechos humanos internacionales y domésticas, e incluso de varias embajadas occidentales en el país, que el domingo emitieron un comunicado demandando su levantamiento.

"El bloqueo de Internet ha creado un agujero negro. Información básica para el funcionamiento de la sociedad desaparece y hace difícil evaluar el volumen de la ayuda que se necesita", señala a Efe Laetitia van den Assum, diplomática holandesa que formó parte de una comisión encargada por el Gobierno birmano y liderada por Kofi Annan para hallar soluciones a los múltiples conflictos en Arakan.

UN CONFLICTO ENQUISTADO

El conflicto entre el Ejército birmano (conocido como Tatmadaw) y la guerrilla etnonacionalista del AA se recrudeció a partir de enero del año pasado y desde entonces no ha hecho más que enquistarse; por el momento ya ha desplazado a más de 130.000 personas en las remotas zonas del norte de Arakan y el sur del estado Chin, donde el bloqueo a Internet no ha logrado doblegar a los insurgentes.

"El Tatmadaw cree que parte del mando y el control del AA se realiza mediante aplicaciones de mensajería encriptadas. Eso es probablemente cierto, pero hay medidas mucho más específicas que se podrían emplear para responder a ello, en lugar de un bloqueo total de Internet", señala a Efe Richard Horsey, analista político radicado en Rangún, la ciudad más populosa del país.

El apagón, que está acompañado de restricciones al acceso de organizaciones de ayuda humanitaria, está provocando que los habitantes de algunos pueblos ni siquiera sean conscientes de la pandemia de COVID-19 y que se desconozcan las carencias de alimentos y agua en una de las zonas más empobrecidas de Birmania, según informaba Human Rights Watch en un comunicado.