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Los residentes se reunirán a la medianoche para tratar de averiguar algo del fenómeno.Miguel Laje / EXTRA.

Ayayay: ¡Descubren extraña garra en plantaciones!

En una bananera descubren huellas raras, que no son de perros, según lugareños. Las matas amanecieron desgarradas. 

Su preocupación es notoria. Cuando Narciso Alcívar camina en medio de una bananera mira de un lado a otro, como tratando de encontrar algo. Y no es para menos. En aquel terreno del recinto La Violeta, en la vía Milagro - Mariscal Sucre, últimamente se han escuchado ruidos raros.

El fenómeno ocurre desde la medianoche del lunes. El hijo de Alcívar, de 16 años, fue el primero en oír los sonidos. En ese rato iba a la casa de una hermana. Al caminar escuchó crujir las plantaciones de banano. Estruendos fuertes, como cuando se quiebran ramas.

Lo que más inquietó al chico es que nunca supo qué provocó esa bulla. No oyó ningún aullido de animal. Eso lo ‘paniqueó’. “Mi hijo quiso correr, pero no pudo. Lanzó piedras, pero como estaba oscuro no logró ver nada. Llegó asustado a la casa”, contó Alcívar, líder comunitario de La Violeta.

Al siguiente día por la mañana, comuneros acudieron al lugar de donde provenían los ruidos. Al llegar se quedaron sorprendidos con lo que vieron: varias matas desgarradas. Los arañazos son de arriba hacia abajo.

No saben si es un animal o si se trata de algo paranormal. Lo cierto es que al menos seis matas, distanciadas de unos 30 metros entre sí, presentaban los mismos daños.

“La marca empieza desde arriba, a más de dos metros. Ningún perro llega tan alto”, comentó el agricultor. Agregó que si se tratara de un can persiguiendo alguna presa se escucharan sus ladridos, pero no fue el caso.

Ahí no acaba el intimidante caso. En ciertas partes de la tierra hay huellas que tampoco son conocidas. Corresponden a garras demasiado largas.

Las marcas que quedaron en el suelo no serían de perros, según moradores.Miguel Laje / EXTRA.

“Unos dicen que puede ser un dragón, o un tigre”, dijo Alcívar, al mostrar los pocos rastros que quedaron sobre el lodo, pues con el pasar de las horas, los trabajadores aplastaron las huellas.

Su cuñado, Jacinto Carrasco, no dejaba de observar los tallos de las plantaciones destruidas. Tenía la esperanza de encontrar algún diente o uña de una especie que tenga la fuerza suficiente para destruir las matas, que superan los tres metros de altura.

Aunque no cree que se trate de algo paranormal, piensa que todo esto puede ser ocasionado por algún perro grande.

Sin embargo, Alcívar no está de acuerdo, pues por los alrededores ninguno de sus vecinos tiene una mascota de ese tamaño y tampoco se han escuchado los ladridos.

Por ahora, lo que tienen pensado hacer los moradores para despejar cualquier duda es reunirse allí, a la medianoche, para ver si pueden descubrir quién o qué es lo que está causando daños en los sembríos. Hasta mientras siguen con la incógnita, asustados y temerosos.