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Pareja quería vivir en casa de la finada
Sicólogo forense analizó la tragedia familiar sucedida la semana pasada en vía a Samborondón.
Para el sicólogo y experto forense Segundo Romero, matar a un familiar: padre, madre o hijo (parricidio) en las personas de estrato medio o alto tiene una motivación que se repite con frecuencia: la económica. Mientras que en la clase baja suele darse por cuestiones afectivas.
Y es que los asesinatos de Olga Cruz Fuentes, de 68 años, y de Estefanía Egas Cruz, de 26, ocurridos el miércoles 26 de septiembre, en la urbanización Las Riberas, en la vía a Samborondón, fueron planificados por personas con rasgos sicopáticos y bipolares, según lo explicado por el especialista.
Según Romero, la mujer acusada de planificar la muerte de su madre y hermana, Olga Vanessa, tiene una personalidad con rasgos de bipolaridad, es decir, que de un momento a otro puede pasar de la alegría a la tristeza o viceversa. Estos rasgos la hacen una persona débil, depresiva y melancólica, fácil de manipular, aseguró el experto.
En el caso de William Ramón Calderón, el expolicía implicado en el hecho, su personalidad es más fuerte.
“Él tiene rasgos de conducta sicopática, no creo que presente remordimiento de lo que hace o hizo”, expresó Romero.
Al unirse, afirmó, se confabula el asesinato. En este caso, el posible trastorno bipolar no la haría inimputable porque, por su versión dada a la Fiscalía, ella está lúcida, orientada en tiempo y espacio. “Como existió premeditación al acto y, por ende, es imputable”, indicó.
En el testimonio de Vanessa a las autoridades se puede apreciar que “su pareja tiene rasgos sicopáticos, perversos y aparenta una doble fachada. Por su conducta siempre va a transgredir las leyes y va a estar envuelto en delitos”, sostuvo el galeno.
Romero afirmó que este tipo de personas en su barrio y entre sus familiares seguramente buscan ser queridas, presentando una personalidad de buena gente.
“Lo más seguro es que este tipo de hombres no tienen un solo hogar. Además les gusta andar bien vestidos, seguramente con ropa de marca y aparentar una buena vida y, lógicamente, con esa apariencia manipulan a la otra persona”, agregó.
La versión de ella ante el fiscal de lo Penal del cantón Samborondón, Manuel Alvear, fue que sus planes eran que, luego de desaparecer (matar) a su madre y su hermana, vivirían juntos en la casa donde se ejecutó el doble asesinato, criterio que refrendó el sicólogo forense en mención.
La acusada indicó que conocía las macabras intenciones de su pareja sentimental, aunque las tomaba en broma y le decía “ver para creer”.
El día del crimen de sus allegadas a la primera persona que llamó, luego de desatar sus manos, fue a William. “Lo hizo de un teléfono que le prestaron”, anotó.
Las autoridades continúan con las investigaciones para dar con el paradero de todos los sospechosos.
Era una herencia
Él negoció el inmueble
En su testimonio ante el fiscal la hermana de la acusada dijo que su ñaña y William negociaron la venta de una vivienda en la ciudadela Guayacanes.
“Recuerdo que el señor que compró la casa comentó que con quien había negociado la vivienda era con el policía (William). El comprador manifestó que este hombre tiene un aspecto de vividor y que mi hermana lo había presentado como su esposo”, explicó la mujer, de 37 años.
En su declaración también indica que un día Vanessa la llamó llorando, porque el policía había terminado la relación sentimental con ella y que esto le preocupaba porque le había depositado lo que recibió de la herencia de su padre.
“Me pidió ayuda para recuperar el dinero, le manifestó que como era domingo esperáramos hasta el lunes, más tarde me dijo que me olvide del tema, puesto que la llamó y le pidió perdón por todos los insultos que le mandó vía WhatsApp y que mi mamá, hermana y yo escuchamos”, señala en su versión.