Exclusivo
Actualidad

Referencial. El proyecto lo ejecutaron estudiantes de Quito.Pixabay.

El arte rescata sonrisas escondidas entre escombros de terremoto en Ecuador

Se trata del proyecto Una sonrisa para Pedernales y los efectos que provocó en los pobladores, que en muchos de los casos, lo perdieron todo.

El terremoto de magnitud 7,8 que en 2016 dejó más de 670 fallecidos fue también el génesis de un proyecto artístico que rescató sonrisas escondidas entre los escombros de Pedernales, la ciudad más castigada por esa tragedia.

Mientras las autoridades centraban sus esfuerzos en la atención a los sobrevivientes y en la reconstrucción -aún en proceso- de la ciudad, niños de 9 años y jóvenes en Quito se embarcaron en la compleja labor de rescatar la esperanza a través del arte.

Y así nació “Una sonrisa para Pedernales”, un proyecto que se exhibe ahora en el Ministerio ecuatoriano de Cultura para subrayar “que nunca estamos a destiempo para poder recordar y generar el sentido de solidaridad en la gente”, dice la subsecretaria de Patrimonio Cultural, Isabel Rohn.

Lo comenta en un salón lleno de fotografías que narran cómo alumnos del colegio La Condamine hicieron sus siluetas en tamaño real y las pintaron de negro para pegarlas luego en muros y paredes incompletas de edificaciones destruidas por el terremoto.

Esta obra, a la vez colectiva e individual, convirtió a Pedernales en un gran mural en el que aparecieron siluetas de niños y jóvenes bailando, de otros abrazados, de unos más jugando, pintando, tocando guitarra y un piano del que salen corazones y mariposas rojas, para consignar mensajes de esperanza, de alegría.

Con ayuda de la escuela Antoine de Saint-Exupéry de Pedernales, los propios pobladores escogieron los sitios donde colocar las obras y así, a un gran e incompleto muro gris llegó la silueta de un niño cargando el arco iris, como mensaje de optimismo, mientras en otra pared, alas multicolor de una mariposa invitaban a soñar y a volar.

La silueta de una niña entre las ruinas con los brazos en alto dirigidos hacia unas flores representa la “belleza resucitada”, con la que los pequeños quisieron simbolizar “la forma en que las personas se levantan en medio de la tragedia”.

Con la silueta en negro de un niño, un hombre y un gato junto a un gran corazón rojo, los pequeños representaron “la unión de la vida” para expresar que “aún después de un desastre, la familia permanece unida”, pues “el amor de una familia es inquebrantable”.

Poner toques de colores en medio de la destrucción fue plasmar “un sueño encima de una dura realidad”, explica el arqueólogo franco-italiano, Luigi Brusa, referente cultural de La Condamine.

Catedrático universitario, Brusa confiesa que le sorprendió ver en 2017 que en Pedernales avanzaba la reconstrucción física de la ciudad, pero “nada de la cultura, ni un museo, nada”.

“El alma de una persona no es solo su economía, la personalidad nace a través de su cultura”, subraya al destacar la importancia de alimentar el lado espiritual de las personas.

Por ello, define a “Una Sonrisa para Pedernales” como una respuesta plástica a un trauma, un proyecto instalado en febrero, pero que trascendió al tiempo a través de recuerdos e imágenes de gozo, y del que se apropiaron inmediatamente los habitantes, al punto de que algunos los mantienen en sus casas reconstruidas.

La interacción de la población con la siluetas -muchas de ellas acompañadas de corazones y estrellas rojas, o de mariposas y flores multicolores-, quedó plasmada en fotos de niños y adultos posando y jugando con las obras o imitando la postura de las siluetas.

Por la calidez, originalidad y el valor de los mensajes, “Una sonrisa para Pedernales” ganó el primer lugar en el concurso internacional de arte urbano 2018, convocado por la Agencia para la Enseñanza Francesa en el Extranjero (AEFE), en el que participaron más de cincuenta establecimientos franceses en el mundo.

La instalación incluyó más de cien obras, entre siluetas de humanos, animales y corazones, entre otros, explica el director de Comunicación de La Condamine, Dorian Roque, al asegurar que especialmente los niños se apropiaron en Pedernales de la obra.

Rhon cree que las siluetas permitieron levantar los ánimos de la gente y se refirió al arte como un mecanismo de resiliencia.

“Fue una manera de disipar su dolor”, según Rhon, para quien el proyecto en Pedernales cumplió con el objetivo de sacar sonrisas pues el arte permite extraer “lo más íntimo del ser humano”.

La instalación, que se expuso en mayo pasado en el Teatro de la Villette en París, se exhibirá en el Ministerio de Cultura en Quito hasta el 31 de octubre, para explicar la importancia de devolver el optimismo a las calles de una ciudad marcada por la tragedia y donde las prioridades cotidianas sobrepasan las inquietudes artísticas.