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Segundo Gualotuña dice que limpia los grafitis, pero vuelven a aparecer.AAM

¡Aquí ‘apesta’ a delincuencia!

Vecinos de la ciudadela El Recreo le tienen miedo a los grafitis. Saben que vienen acompañados de robo, consumo y venta drogas y otros delitos por territorio. Los limpian ‘de una’, pero vuelven a aparecer.

No son marcas al azar. Fernando Monta asegura que las firmas que encuentra en la fachada de su local, ubicado en la avenida Pedro Vicente Maldonado, en el sur de Quito, son un aviso de robo. “Siempre es el mismo garabato. No se entiende lo que dice, pero es mejor limpiar para evitar cualquier cosa”, sostiene.

A los residentes y comerciantes de la ciudadela El Recreo, los grafitis los tienen ‘paniqueados’. No solo porque atentan contra el ornato de la ciudad, sino porque para ellos son augurio de delincuencia, robos, muerte.

Monta tarda uno 30 minutos en eliminar con thinner (diluyente) cada uno de los rayones que aparecen en los exteriores de su negocio. Pero no siempre logra ‘arrancarlos’ de la pared. Sus vecinos ya se han dado por vencidos. En los locales contiguos las marcas han plagado los muros y como consecuencia ha habido robos, asegura.

El tema de la inseguridad en esa zona se ha vuelto insostenible. Monta, por ejemplo, se retira de su local a las 18:00, pues teme por su integridad.

Pero él no es el único. A Segundo Gualotuña, unos ocho sujetos lo ‘durmieron’ para robarle. Por fortuna, minutos antes del hecho, el hombre le puso candado a la reja y los tipos no pudieron entrar. Aun así, no ha logrado salvarse del todo de los ‘choros’ y mucho menos de las marcas de pintura en lata.

"El sector es peligroso. Hay de todo: grafitis, droga y robos. La comunidad se une, los echa, pero vuelven”.Segundo Gualotuña

No quiere hacer conjeturas, pero relaciona el hurto de unas herramientas de su taller con unos grafitis que aparecieron en la pared. Cuando nota los rayones, los elimina. Sin embargo, asegura que es una tarea de nunca acabar.

“No puedo menospreciar y decir que todos los que pintan los muros son ladrones, pero la sociedad está podrida y en este sector la delincuencia va en aumento”, confirma.

Cuando los delincuentes pasan, él prefiere regalarles unas monedas para evitar represalias. Aunque reconoce que tiene miedo de que la situación empeore y terminen como en otras ciudades, donde “matan por no pagar las ‘vacunas’”.

Fernando Monta muestra la ‘firma’ que se repite en su local. La borra con diluyente.AAM
"Es increíble cómo se dan modos para hacer rayones. Meten las manos entre las rejas. En el cemento es difícil limpiar”.
Fernando Monta

Hacen lo que pueden

Al fondo del pasaje Palmira, a unos cuantos metros de los comercios de Monta y Gualotuña, está una Unidad de Policía Comunitaria. Sin embargo, según los habitantes, poco han podido hacer para mitigar el problema.

El fin de semana, dos personas fueron retenidas por agentes metropolitanos y por miembros de la Policía. Fueron acusados de vandalizar un mural que conmemora el Bicentenario, justo frente al Parque de las Diversidades.

“No existe un delito por el que se los pueda encarcelar, pero sí una sanción administrativa”, confirma Ariana Alemán, miembro del Apoyo Operativo del Distrito Eugenio Espejo.

La oficial explica que no tienen reportes de que los grafitis estén ligados a la delincuencia, pero sí a bandas locales que pintan las paredes como un “acto de rebeldía”. 

Sí están ligados a los ilícitos

El fin de semana dos personas fueron sancionadas por rayar un muro del lugar.Cortesía

Ramiro Aldás, director del Cuerpo de Agentes de Control Metropolitano, detalla que se han realizado 114 operativos para el control de grafitis en espacios públicos, en las últimas semanas. Quince personas han sido sancionadas con base en la Ordenanza Municipal 0332. La multa es de medio salario básico (212,50). Si la persona no puede pagar, debe hacer trabajo comunitario, aclara. Para Aldás, el tema de los rayones sí está ligado a marcar territorios en los que se comenten ilícitos como robos y venta de drogas al menudeo.