La Navidad, para muchas familias, es una época de unión y alegría. Pero para Yanera Constante y Mauro Pérez, cada diciembre es un recordatorio doloroso de la ausencia de su hija Giovanna, desaparecida el 4 de diciembre de 2010. “Cada diciembre es igual. Mi cumpleaños el 9 y la Navidad el 24 solo significan un hueco más grande en el corazón”, dice Mauro, quien este año cumplió 60 años.

Giovanna, entonces una joven de 19 años, era su compañera en los preparativos navideños. “Siempre me sorprendía con algo especial, pero desde que no está, la vida no tiene el mismo sentido”, añade con la voz quebrada.

La desaparición de Giovanna marcó un antes y un después en la vida de esta familia ambateña. Aunque tienen a su hija menor, sienten que falta una parte para completar el hogar. Yanera, su madre, describe estos años como una mezcla de rabia, impotencia y dolor.

“No hay noche que duerma tranquila. Siempre me pregunto dónde está, qué le pasó. Hemos gritado frente a la Fiscalía, exigido justicia, pero todo sigue igual. Es como si la tierra se la hubiera tragado”, expresa con lágrimas, aquellas lágrimas que ha derramado durante 14 años.

El día que todo cambió

Giovanna cursaba el tercer semestre de Auditoría en la Universidad Técnica de Ambato. El 3 de diciembre de 2010 salió de casa para asistir a una reunión de amigos. Allí conoció a Andrés, quien se convirtió en el principal sospechoso de su desaparición.

Al día siguiente, Giovanna y Andrés intercambiaron mensajes y llamadas. Ese mismo 4 de diciembre, él la contactó varias veces, según el expediente del caso. Sin embargo, esa noche Giovanna no regresó a casa.

La familia buscó incansablemente en hospitales, morgues y calles, pero no hallaron rastro de ella. Cuando intentaron denunciar su desaparición, las autoridades les dijeron que debían esperar 48 horas. Esa demora, según Yanera, fue crucial para que el sospechoso escapara.

Lea también: Restos hallados en Taura corresponden a cuatro cuerpos aún por identificar, dice CDH

Lucha incansable de los padres de Giovanna Pérez

La búsqueda de Giovanna no solo ha sido un camino de dolor, sino también de activismo. La familia ha impulsado cambios importantes, como la aprobación de la Ley de Desaparecidos, denunciar al Estado tanto nacional como internacionalmente, llevar el caso de Giovanna a la Corte Interamericana de Derechos Humanos y la exhumación de 90 cadáveres en busca de pistas, cuyos resultados estarán máximo en febrero del 2025.

Sin embargo, la falta de celeridad y compromiso por parte de las autoridades sigue siendo una barrera. “Nos hemos vuelto detectives, abogados y hasta psicólogos. Hemos recopilado pruebas, entregado expedientes a la Asamblea y la Fiscalía, pero nada avanza. Es como gritar en el vacío”, lamenta Mauro.

A pesar del tiempo y el desgaste emocional, Yanera y Mauro no pierden la esperanza de encontrar a Giovanna, viva o fallecida. “Lo único que queremos es saber la verdad. Que los responsables paguen por lo que hicieron. No podemos seguir viviendo con esta incertidumbre”, afirma Yanera.

Cada diciembre, mientras las luces navideñas iluminan las calles de Ambato, la familia Pérez Constante enfrenta otro año sin respuestas. La menor de sus hijas se ha convertido en su mayor apoyo, pero el vacío que dejó Giovanna sigue presente.

¿Quieres acceder a todo el contenido de calidad sin límites? ¡SUSCRÍBETE AQUÍ!