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En Alausí se habla de medidas oportunas para evitar la tragedia
Las dudas rondan sobre si la catástrofe pudo ser evitada por las autoridades
Ira, dolor, impotencia, decepción, tristeza… desesperanza. Todo junto y más siente Susana Llamuca, vicepresidenta del barrio La Esperanza y presidenta de los barrios y comunidades, ubicados en el polígono de riesgo en Alausí.
Fue una de las más activas junto a María Yunga, presidenta del barrio, desde antes de la emergencia. Juntas fueron las gestoras en movilizar a la gente y cerrar la carretera para exigir en varias ocasiones la presencia de las autoridades para que les den solución. Ahora no sabe a dónde ir, su barrio, ese que fundó junto a 13 madres solteras con mingas, sacrificios y privaciones, se esfumó con la tierra. Fue uno de los primeros en desvanecerse y quedar sepultado.
“Me quedé de brazos cruzados, no tengo nada, antes podía trabajar. Tengo una enfermedad catastrófica, ya no puedo trabajar. ¿Cómo recupero lo que hice con tanto esfuerzo para el futuro de mis hijas?”, cuestiona con la voz apagada y varias lágrimas ruedan por su mejilla. Sus compañeras, igual de afectadas, la rodean y entre todas se abrazan.
Coinciden en que nunca les ayudaron. Llamuca recuerda el 8 de febrero, la primera vez que abordaron la vía. “Ya hicimos varios oficios y no había respuesta, nos tomamos la vía y vinieron”, afirma.
Recuerda con mucho resentimiento que en la zonal de Obras Públicas minimizaron la situación. “Nos dijeron que no pasaba nada, que el transporte no afectaba, que era cuestión solo de parchar, venían, parcheaban y, enseguida, eso quedaba, no servía”, rememora con mucha indignación. Incluso, con tanto reclamo, indica que ya no los reciben de buena forma. “Dijo que no podía estar mandando informes cada 5 minutos, que no era ingeniera, que yo no sabía, ahora mire” añade.
Su desesperación era tal que se tomó la vía una segunda vez. Y exigió la presencia del gobernador. “Vino, el prefecto nunca asomó, pero no le dieron seguimiento”, insiste.
Para que los estudios sean entregados después de tanta presión viajó a Guayaquil junto al alcalde Rodrigo Rea. “Nos atendió el viceministro, nos aseguró celeridad y ahí nos entregaron los informes, pero no hicieron lo que decía”, complementó.
Según Llamuca, la gente no quiso evacuar porque les dijeron que la montaña “no se viene”, que sería en dos etapas y que según se fuera trabajando en el encauce de aguas por parte del Municipio, Obras Públicas trabajaría en la carretera. “Nunca lo hicieron” aseguró y que tampoco no hubo un plan de contingencia.
Con ella coincide Byron Niama, nativo de Alausí desde hace 63 años. “A las autoridades les faltó agilidad. Sabían que era resultado de fallas antrópicas, con el tiempo se han cerrado ojos de agua; (ha habido) aumento de la población, no existía alcantarillado, (hay) actividades agrícolas. El tiempo pasó factura. Si ya sabían, tenían que haber realizado trabajos de mitigación”, dijo.
Los reproches en Alausí continúan. La indignación de los familiares y pobladores se hizo evidente la noche del lunes 27 de marzo cuando llegó el presidente Guillermo Lasso. Reclamos de falta de trabajo en equipo y denuncias por la presunta negligencia en mandos medios fue la tónica que subió de tono y hasta le bajaron una llanta de del vehículo en que se trasladaba el mandatario.
Acusaron al presidente de no dejar entrar a medios locales a la reunión con las autoridades. Aunque momentos antes, Lasso respondió varios requerimientos en la zona cero. Al ser consultado por qué se ignoró un informe de riesgos dijo: “no es el momento de buscar culpables, sino soluciones, ya más adelante podremos tocar ese tema, es momento de trabajar juntos por paz, seguridad y reconstrucción de Alausí”. Pero los reclamos y las dudas de si se pudo evitar la tragedia rondan en todo el pueblo ecuatoriano.
Eduardo Llerena, vicealcalde, fue uno de los que estuvo desde el inicio cuando aparecieron las grietas y coincide que faltó apoyo desde las entidades competentes. “Efectivamente tengo las pruebas de que el 10 de diciembre hice el informe, luego de caminar con habitantes de Casual, y ver unas pequeñas fisuras que inclusive iban hasta la carretera” afirmó.
De acuerdo con Llerena se pidió seguimiento con la Unidad de Riesgos del GAD Municipal, luego escaló a Secretaría de Riesgos. Llegaron técnicos que hicieron estudios y los informes se entregaron el 10 de marzo, ahí ya se recomendaba ciertas reparaciones, pues se hablaba de que las fisuras eran resultado de un mal manejo de aguas. En este informe también se recomendaba la evacuación, así como la declaratoria de alerta amarilla, que se realizó hace 12 días.
Juan Pablo Cruz, prefecto de Chimborazo, estuvo en la reunión del COE. Indicó que han destinado maquinaria para arreglar las vías. “Nuestra competencia es la vialidad. La maquinaria ha estado dando mantenimiento, pero el clima ha sido muy complicado”, indicó y aseguró que también se ha destinado para transportar vituallas, camas y demás logística que faltan en los albergues desde la ciudad de Quito.