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Los controles al uso del espacio público se intensificaron en el Centro Histórico.Karina Defas

¡Cercados por la informalidad y el virus!

Centros Comerciales del Ahorro siguen los protocolos para evitar contagios. Afuera, las ventas informales causan aglomeraciones y focos de infección

El Centro Histórico es una de las parroquias donde más contagios de COVID-19 se han registrado en la capital. Hasta el 21 de julio eran 545 casos.

Allí se retomaron las actividades de los Centros Comerciales del Ahorro a partir de este mes. Y aunque cumplen con los protocolos de bioseguridad, los comerciantes se sienten acorralados por los focos de infección debido a las ventas informales que proliferan afuera.

Milton Guanoluisa, vendedor del Centro Comercial San Martín, en La Marín, comentó a EXTRA que tampoco respetan el distanciamiento social, ni hay desinfección. “Quizá vendan las cosas más baratas porque además nos dejan sin clientes”, dijo.

Por los protocolos solo están abiertas un par de puertas. La clientela es casi nula.

Las ventas son variadas. Según Sandy Campaña, administradora de la Zona Centro, esto responde a una nueva dinámica que la zona experimenta. 

“Los vendedores de otros sectores han venido al centro porque piensan que acá hay más gente y no es así”.
​Sandy Campaña, administradora de la Zona Centro.

En el sector de El Tejar funcionan tres llamados ‘BBB’ (bueno, bonito y barato). En la vereda hay que esquivar los puestos de venta y a los voceadores de cigarrillos, mascarillas, comida, aguas, entre otros productos.

Karina tiene un local de ropa. Debido a la pandemia, solo abre los martes y sábados, cuando se supone que hay más clientela, pero lo que aumentan son los vendedores, incluso en algunos pasillos. “Tampoco se puede pelear con ellos, tememos por nuestra seguridad”, expresó.

FOCOS DE INFECCIÓN

Para los comerciantes regularizados, es un riesgo convivir con las aglomeraciones. “Da recelo hasta salir por ahí, porque hay demasiada gente y no sabemos quién está contagiado o no”, comentó Milton.

Dentro de los establecimientos se busca reactivar las ventas, que con la pandemia han bajado aún más.Karina Defas

Para la administradora, otro de los grandes riesgos es la venta de mascarillas en la calle, pues han podido constatar que los clientes las manipulan, se las prueban, se miran en un espejo y si no les gustan las devuelven a la improvisada estantería. “No les ofrecen desinfectante a los clientes y la mascarilla es de uso personal”, aclaró Sandy Campaña.

Sin embargo, no solo quienes se han quedado sin ingresos se han lanzado a las calles. Según la administradora, también son los dueños de locales, quienes prefieren recorrer el Centro Histórico “porque las ganancias son mayores”.

LOS CONTROLES

El 16 de julio, el Comité de Operaciones de Emergencia Nacional (COE) aprobó el refuerzo de los controles en las parroquias Calderón, Cotocollao, Belisario Quevedo, Centro Histórico, La Magdalena, Chillogallo y Guamaní, para contener el avance del coronavirus. En este sentido, Sandy Campaña informó que a diario se despliegan no menos de 150 personas pertenecientes a la Agencia Metropolitana de Control, Policía Nacional, Fuerzas Armadas, Intendencia y agentes metropolitanos.

“Todos los días hay 15 patrullas que recorren el espacio público. También hay otras que controlan el toque de queda en la madrugada”, explicó la administradora.

Además se colocaron dos puntos fijos de triaje en las calles Montúfar y Sucre, así como en Chimborazo e Imbabura, como parte de las brigadas comunitarias, para atender a pacientes con sintomatología de coronavirus.

También se realizan hidrolavados alrededor de estos lugares, así como la desinfección cada semana. Aunque las medidas resultan infructuosas frente a las aglomeraciones. “Nos piden más control, pero nosotros pedimos más colaboración”, concluyó Campaña.

Al menos 150 personas se despliegan a diario para realizar los controles.Cortesía