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‘Congelado’ por la tragedia
José Leonidas, de 72 años, perdió su hogar debido al temporal. Hoy, unas latas a manera de techo cubren sus pocas pertenencias. Pide ayuda.
José Leonidas Salazar nunca se rindió. No lo hizo el día en el que su esposa lo dejó. Tampoco el momento en el que entendió que debía hacerse cargo de la crianza de sus seis hijos. “No me quedaba de otra”, dice el hombre, de 72 años.
Fue hace más de una década cuando ella se marchó. Cruzó la puerta de la casita de tapial (tierra apisonada) para no volver. Y si algún día lo hiciera, no encontraría nada igual.
Los cuatro hijos mayores volaron del nido hace un tiempo. Solo los más jóvenes, de 15 y 18 años, viven con José Leonidas y lo acompañan en las duras faenas del campo y con las tareas del hogar.
Incluso la casita de tapial, ubicada en Cochasquí, una comunidad ubicada en el cantón Pedro Moncayo, no sería la misma. Hace dos meses, el desgaste o quizá el temporal causaron que la estructura se viniera abajo.
“Nos quedamos sin amparo”, menciona José Leonidas mientras se cobija bajo un improvisado techo de lata.
En cuanto la comuna supo lo ocurrido con la vivienda del adulto mayor buscaron la forma de auxiliarlo, pero aún sus necesidades son muchas.
Lo hizo solo
Nunca antes necesitó ayuda para salir adelante. La siembra y la cosecha fueron su medio de sustento durante años. Incluso con ese ingreso logró que todos sus hijos fueran a la escuela. Los dos menores aún lo hacen. Cada día recorren un tramo de casi dos kilómetros a pie hasta llegar a una parada de autobuses. Allí toman una unidad hacia Tabacundo, a treinta minutos de Cochasquí.
La difícil situación económica que enfrenta José Leonidas no solo se debe al colapso de su morada, pues semanas antes la helada arruinó sus cultivos. Perdieron toda la siembra. No conoce de lujos, en realidad, siempre en casa hubo lo básico. Cocina sobre una pila de la leña en una olla tostada por el fuego. Muchas veces lo que llegaba a la mesa era lo mismo que salía del campo, pero hoy están desabastecidos.
Antes era José Leonidas quien se encargaba de hacer las harinas con los granos y cereales, pero de aquellos días tampoco queda mucho.
“Han habido veces en las que la sequía nos afecta, otras veces es la helada... He tenido que conformarme con lo que me ha pasado”, detalla.
Sin embargo, hoy la situación es más compleja. El frío le está congelando los huesos y aunque aún no ha enfermado por el viento gélido que sopla en su casa improvisada, teme que en algún momento pueda ponerse delicado de salud.
Jesucristo en su camino
Orlando Hidalgo, líder de la comunidad, siente pesar de la realidad actual de José Leonidas. Aunque han juntado víveres y otros insumos para ayudar a la familia, no es suficiente.
Las necesidades son muchas en esa estructura en la que los tres residentes comparten una habitación. Tienen las camitas enfiladas junto a uno de los muros y han parchado los huecos del techo para protegerse de las inclemencias del tiempo.
“Siempre he sido un hombre tranquilo y de fe. Sé que Jesucristo seguirá guiando mi camino para seguir”, resalta José Leonidas.
Ayuda
Si deseas colaborar con alimentos, artículos para el hogar, electrodomésticos (cocina y refrigeradora), ropa, implementos de aseo o material para construcción, comunícate al teléfono 098-402-3791.