Como si fuera un espectáculo, hombres y mujeres se alborotaron cuando Manolo ingresó al Mercado Modelo de Ambato. “¡Es Manolo!”, “¡Mi rey, una canción!”, “¡Mi precioso, una fotito!” resonaban entre los clientes y propietarios de los diversos puestos de comida del centro de abasto.

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Manolo, cuyo nombre real es Manuel Astudillo, estuvo de paso por la capital de la provincia de Tungurahua y no quiso irse de la tierra del llapingacho, considerado el mejor plato del país según la web especializada en gastronomía, TasteAtlas, sin antes degustarlo.

El cantante de cumbia se adentró en la cocina para prepararse su plato. Entre besos, abrazos y fotos, encontró un momento para saborear este delicioso manjar compuesto por tortillas de papas, longaniza ambateña, huevo frito, aguacate y ensalada de remolacha.

Esta no era la primera vez que Manolo visitó el local de Marcia Bejarano. La primera vez, participó en una limpia en el mismo mercado. “Parece que la limpia trajo suerte, considerando todo el éxito que ha cosechado”, bromeó la comerciante.

Con paciencia, Marcia le reveló los secretos del llapingacho ambateño, mientras Manolo, como buen alumno, seguía los pasos y después disfrutaba de su preparación.

Explicó que se ha alejado un poco de la tradicional cumbia romántica que siempre ha cantado (que se baila pegadito), para incursionar en el cumbión, un género musical con movimientos más rápidos.

El artista, originario de Morona Santiago, contó que su nuevo tema, titulado ‘Qué difícil’, fue grabado entre Argentina y Chile. La letra aborda el tema de la separación en momentos críticos.

A pesar de haber nacido en Logroño, Morona Santiago, Manolo se estableció en Cuenca. Comenzó en el mundo de la música a los 26 años, cuando reemplazó a un amigo en una banda y descubrió su pasión por la música.

Con 44 años de trayectoria en la cumbia romántica, hace 12 años decidió cantar temas de agradecimiento a Dios y, por amor al Creador, eliminó algunas canciones de su repertorio que promovían la ‘chupa’.

“Cuando escribí una canción para nuestro Dios y la cantaba en los conciertos, también interpretaba otras que invitaban a beber. No estaba siendo coherente con mi fe y después de reunirme con la familia, decidimos eliminar esos temas. No he abandonado mi género. Sigo cantando sobre el amor, pero con más cuidado en cada interpretación, entendiendo el plan de Dios para conmigo”, explicó. 

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