Eduardo Peña Hurtado, actual presidente del Consejo Directivo del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS), se encuentra en una situación curiosa: debe decidir nuevamente sobre el destino de la antigua sede de la Cámara de Comercio de Guayaquil, edificio que vendió al IESS en 2011 cuando dirigía esa entidad.

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Este emblemático edificio, ubicado en el casco central de Guayaquil, es reconocido por su singular diseño y su importancia histórica. Sin embargo, desde su venta al IESS, ha permanecido desocupado, cerrado con cadenas y candados, y evidenciando signos de abandono y deterioro.

Peña enfrenta varias opciones para el inmueble: una nueva venta, el alquiler total o parcial, o su habilitación como una dependencia del IESS para atención a los asegurados. Actualmente, no hay una decisión clara. Consultado por este Diario, Peña admitió: "No lo sé. Si tú me preguntas qué va a pasar hoy con el edificio, no sé”.

Inicialmente, cuando el IESS adquirió el inmueble en la avenida Olmedo, se planificó trasladar los servicios del dispensario médico número 6, actualmente en la Bahía, a este nuevo lugar. Este dispensario es insuficiente para la cantidad de usuarios que atiende y está ubicado en una zona de difícil acceso vehicular. En 2014, la Dirección Provincial del IESS incluso desarrolló un proyecto para convertir la antigua sede en una "Torre de consultorios médicos", pero el proyecto nunca se concretó.

El empresario inmobiliario Bolívar Rosero, quien ha adquirido otros edificios históricos en Guayaquil, sugiere dos opciones: alquilar el edificio para oficinas o estudios jurídicos, o considerarlo como una extensión del colegio particular adyacente. Sin embargo, descarta la venta inmediata debido a la crisis e inseguridad del país.

La Dirección Provincial del IESS está evaluando la viabilidad de trasladar el dispensario de la Bahía a este edificio. No obstante, cualquier decisión podría quedar en suspenso si una nueva administración asume el control y decide otro curso de acción.

El destino de la antigua sede de la Cámara de Comercio de Guayaquil sigue en el aire, pendiente de una decisión que podría revitalizar este icónico edificio o, una vez más, dejarlo en el olvido.

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