Una banda delictiva conformada por ocho personas (tres hombres y cinco mujeres) fue desarticulada en Quito. Los sospechosos, según la Policía, se dedicaban a estafar a adultos mayores.

El modo de operar de los delincuentes era buscar a sus víctimas afuera de las entidades financieras. Los abordaban, les mostraban credenciales falsas de que eran supuestamente policías y les ‘metían el cuento’ de que podían ayudarles con un aumento en la jubilación.

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Los afectados al saber que eran policías entraban en más confianza y charlaban con los presuntos delincuentes para darles información personal y otros datos relevantes. 

Según las indagaciones de la Unidad de la Brigada Anticriminal, los sospechosos les decían que deben sacar plata de sus cuentas para que el Instituto Ecuatoriano de Seguro Social (IESS) les depositara el aumento de la pensión. 

 Los incautos les entregaban altas  cantidad de dinero. Cuando lo hacían, los estafadores ‘amagaban’ con que se iban a un retén policial para supuestamente comprobar que el dinero que les entregaban era real. 

Dejaban a los adultos mayores en un lugar desolado y les decían que ya volvían con el dinero y  el supuesto bono que les ofrecían previamente, pero no regresaban jamás.

Los uniformados les hicieron un seguimiento durante tres meses antes de capturarlos. Operaban en las provincias de Pichincha, Imbabura, Cotopaxi, Tungurahua y Santo Domingo de los Tsáchilas.

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