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Mamá de Madelen Riera: orgullosa de tener una hija goleadora
Sobre su intención de ser chef, la doña pega el grito al cielo. "Hasta el agua se le quema", asegura a EXTRA
Rosa Bajaña es la madre de la goleadora de la Superliga Femenina de estos años, Madelen Riera. Gracias a su hija, ahora sabe lo que es un fuera de juego, cuándo reclamar alguna falta o cómo presionar desde las gradas cuando los árbitros no pitan bien.
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El 21 de septiembre del 2024 viajará a Quito para apoyar a su hija en la final entre Barcelona y Dragonas; ya tiene el cartelón con el que ha estado presente todos estos meses. Le da gracias a Dios, porque desde que su hija llegó a Barcelona, la tiene más cerca.
¿Qué es tener una hija goleadora?
Uno se siente muy orgullosa. Al principio, yo no quería que mi hija jugara, porque pensaba que eso era para los varones, no para las mujeres.
Una madre orgullosa de su goleadora
¿Le decía que no porque ella jugaba en la calle con los varones?
En mi barrio, las niñas se ponían a jugar con los varones. Era muy machona. No me gustaba al inicio.
¿A qué edad la apoyó?
Comenzó a jugar a los siete años, pero cuando empezó en serio, le di todo mi respaldo. Se reunía con más amigas y se iban a entrenar. Creo que cuando tenía 15 entendí que esto era lo suyo.
Cuando empezó a hacer goles, ¿qué le dijo?
‘Oye, Madelen, pareciera que fueras un hombre’, así le decía. Y ella solo se sonreía.
¿Y antes, qué sabía de fútbol?
Siempre he sido barcelonista, toda la vida, pero antes no sabía casi nada del juego; ahora ya sé más o menos.
¿Qué fue lo primero que aprendió?
(Risas) A gritar los goles, eso fue lo que aprendí.
¿Y qué fue aprendiendo después?
Ahora sé muchas cosas; antes no sabía nada. Sé cuándo está adelantada y le grito que baje, también pido tiempo cuando vamos ganando y queremos que se termine el partido.
Usted es la fan número 1, va a todos los estadios.
Cuando estaba en Cuenca, viajaba allá; también en Quito siempre he estado cerca. Su familia también ha estado presente, pero cuando llegó a Barcelona fue una bendición tenerla cerca.
¿En 2019, cuándo hizo los 44 goles, qué pasó en casa?
Cuando hizo todos esos goles, yo lloraba. Soy muy llorona, pero me sentía muy orgullosa de ella. Ese año fue una locura, porque se decía que ella tenía más goles que todos. Son cosas que no se olvidan.
¿Hace cuánto tiempo hizo este letrero?
Lo hice hace como tres semanas. Está bonito y lo hice para la parte final del torneo.
¿Una final más?
Es la quinta final de ella; se perdió de local, pero la fe es grande. Espero que todo salga bien en Quito el sábado (mañana). Nunca hay que perder la fe.
Aprendió algo de fútbol gracias a su hija
¿Qué le dice a las madres que no apoyan a las chicas en el fútbol?
A veces, como madres nos enojamos porque van a jugar, pero es mejor que estén ocupadas en el fútbol, jugando, entrenando, y no que se metan en cosas malas.
Madelen dijo que quería ser chef, ¿qué pasó?
¡Madre mía! Que Madelen mejor siga jugando, se le quema hasta el agua. Que siga jugando, que yo le cocino.
¿Qué siente una madre al ver que su hija es la mimada de la hinchada de Barcelona?
Ay, no sé de verdad qué me da, me da un patatús de tanta emoción ver cómo gritan sus goles, cómo dicen su nombre. Me da como una cosa, y a veces siento que se me para el corazón; me emociono demasiado. Digo: “Está la gente que quiere mucho a mi hija. ¿Qué más puedo pedirle a Dios?”
¿Y al gritar gol, grita e insulta?
No, a veces claro que sí, pero no mucho (risas). Otras veces creo que me ganan.
¿Y de pequeña, Madelen quebró algo en casa cuando jugaba?
No quebró nada, porque se iba a la calle o a la cancha con los varones a jugar. Era muy machona; le decía que no lo hiciera, pero era imposible que me hiciera caso en ese pedido.