¡Qué lámpara! En 2002, un hombre llevaba 33 años esperando la muerte y para ello, según él, dormía plácidamente en un ataúd que él mismo había elaborado. 

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Don Baudilio Godoy, de 102 años, decidió ‘meterse’ por voluntad propia -aseguraba que desde 1975- en ese cofre mortuorio después de que los médicos lo desahuciaran tras una operación de estómago, consecuencia de una úlcera que había provocado el corte de parte de su intestino.

Al saber la noticia, compró todo lo necesario y construyó la caja que lo llevaría a su última morada. Increíblemente, con el paso de los días, semanas y meses, el adulto mayor fue mejorando su salud. Sin embargo, para evitar ser sorprendido por la anunciada muerte, un día se llenó de valor y cada noche dormía en el féretro; incluso solía hacer la ‘siesta’ después de almorzar, al puro estilo del conde Drácula.

Esto atrajo una serie de burlas y comentarios de la gente de su pueblo en la parroquia Bellavista, provincia de El Oro, que empezó a catalogarlo como loco. Durante las últimas tres décadas, todos comentaban y se mofaban en voz baja, argumentando que “ni el mismísimo Satanás lo quiere allá abajo” y por eso seguía “vivito y coleando”. Incluso, don Baudilio vio morir a muchas personas, quienes una vez lloraron porque él se iba a ir primero.

Y mientras seguía esperando pacientemente a la muerte, don Baudilio pasaba la mayor parte del día caminando, sembrando en su finca, bebiendo una rica guanchaca, fumando, conversando y, “cuando hay fiesta, bailo, mientras otros hombres a mi edad ya no están en este mundo”, dijo durante una entrevista con EXTRA.

“Mucha gente no creerá, pero hace 27 años decidí construirlo al enterarme de que iba a morir. Parece que Dios todavía no me quiere allá”, señaló en ese momento don Baudilio. 

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