“Dios, perdónalos por el dolor que causan los hijos del mal. Han matado a mi hijo, pero yo pido perdón para los asesinos y que el Señor tenga piedad de todos”, exclamaba una pastora evangélica, madre de un hombre asesinado a las 15:00 del 17 de septiembre dentro de un taller mecánico de Playas (Guayas), mientras hacía arreglar su vehículo.

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La mujer llegó al lugar del crimen tras recibir una llamada. Se arrodilló y abrazó el cuerpo de su hijo mientras elevaba sus oraciones al cielo.

El ahora occiso, identificado como Cristian Manrique Peralta, fue asesinado frente a su padre, quien estaba con él en ese momento y presenció cómo los asesinos se acercaron y le dispararon. “Cuando mi hijo vio que lo iban a matar, trató de esconderse debajo de un carro, pero las balas lo alcanzaron. A mí, los asesinos me quedaron mirando, pero no me hicieron nada”, contó el padre de la víctima.

Según trabajadores del taller, ubicado en la calle Tito Ramírez y la avenida Zenón Macías, dos hombres encapuchados llegaron en moto. Uno de ellos se bajó y se dirigió hacia donde estaba la víctima, que ayudaba a un mecánico a arreglar su vehículo, y le disparó cinco veces en la cabeza.

Al lugar llegó la Policía Judicial, que recogió cinco cartuchos de bala de 9 milímetros. Posteriormente, los familiares trasladaron el cadáver en el balde de una camioneta.

Los asesinos huyeron con rumbo desconocido.

“Playas está en emergencia por seguridad, pero los crímenes no paran y el miedo sigue apoderándose de la ciudadanía, porque los resultados de la emergencia no se ven”, comentó un abogado que prefirió no revelar su nombre.

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