La inseguridad ha complicado la actividad diaria a los pescadores. Las decenas de lanchas varadas en las playas reflejan una reducción en las faenas. En la Fiscalía de la Península, son pocas las denuncias presentadas por el robo de motores a las embarcaciones marítimas, implementos y hasta de la pesca que capturan los trabajadores en el mar, pero, en las caletas pesqueras la realidad es otra.

“Ya no se puede trabajar por tanta extorsión”, murmuró un artesano al pie de la playa, en Santa Rosa. Y es que ante las amenazas constantes de las que son objeto, muchos artesanos han optado por dejar el oficio.

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Manuel Franco es uno ellos. “Las autoridades creen que ha disminuido el robo en el mar, pero no es así. Nadie denuncia porque no se hace justicia”, explicó el hombre que ahora se ha dedicado a la venta de productos varios para poder subsistir. Él considera que es más seguro permanecer en tierra que ser sometido por las bandas delincuenciales que operan en el mar. “Accedes a sus pretensiones o sino te matan”, dijo nervioso.

Es vox populi en los puertos peninsulares que, si no quieres que te roben en el mar, toca pagar ‘vacuna’. A los que cancelan, los delincuentes les entregan una señal, puede ser una credencial, bandera o una media que deben mostrar cuando aparecen los ‘piratas’, para así evitar el robo. “La cuota mensual asciende a unos $ 150 por mes”, aseguró un pescador.

Los narcoterroristas indagan en los puertos por los navegantes más expertos para convencerlos de que trasladen droga o combustible de manera ilegal. Por una ‘vuelta’ (llevar droga hacia Centroamérica) pagan entre 30 y 40 mil dólares. El traslado de combustible oscila entre 3 y 5 mil dólares. Ante la necesidad muchos caen.

A los pescadores que siguen en sus jornadas les toca alternarse para salir a sus faenas en las lanchas que están ‘vacunadas’ y así poder ganar el sustento diario sin ser atacados. “No tenemos otra fuente de trabajo y toca arriesgar. Para ir algo seguro se sale en lanchas prestadas. Es que, a muchos, los ‘piratas’ nos han dejado sin nada”, reveló con temor Efrén Suárez.

Ante esta realidad, se reduce el número de pescadores en los puertos Santa Rosa, Anconcito y Chanduy, considerados los más grandes de esta provincia.

En los registros de la Cooperativa Artesanal Pesquera Santa Rosa se revela que hasta el 2014 laboraban 9.000 pescadores en este lugar. En la actualidad, son menos de 2.000. El número de lanchas también se redujo considerablemente, antes trabajaban 3.000 y ahora son apenas 600. “Esa es la triste realidad”, indicó el dirigente Ramón González.

En el manual Caracterización del crimen organizado, desarrollado por un Observatorio Ciudadano, se establece que los pescadores del perfil costero peninsular empezaron hacer tentados por los narcotraficantes entre los años 2011 y 2012. Esto se agravó en la época de la pandemia de la COVID-19.

En el documento se establece que hasta finales de 2023, alrededor de 600 pescadores de esta provincia fueron detenidos por transportar droga. Están en cárceles de Centroamérica y Estados Unidos.

“Es una lástima lo que está pasando con los pescadores de Santa Elena. Esto es parte de lo que ha generado tantos asesinatos en un sector que antes fue muy pacífico”, informó el experto en seguridad Carlos Orbe. Así, cada día en las zonas pesqueras se siente desazón.

La tarde del viernes 14 de junio de 2024 fue sepultado el pescador Juan Marcos Reyes Santana, quien resultó herido el pasado 6 de junio en un ataque armado protagonizado por los ‘piratas’. El hecho ocurrió a 10 millas del puerto de Anconcito.

El día del asalto, los maleantes asesinaron a Fermín José Santana, pariente del ahora occiso. Además, resultaron heridos Urbano Santana y su hijo Alberto, quienes pescaban en la misma embarcación. Los pescadores intentaron huir de los maleantes y fue cuando les dispararon. (JL)

Este medio, por reiteradas ocasiones, solicitó información oficial a la Capitanía del Puerto de Salinas para conocer sobre los patrullajes en el mar y se nos indicó que no se tenía autorización para entrevistas.

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