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Varias familias de El Palmar perdieron animales con la creciente y tienen escasez en sus mesas.Tatiana Ortiz

En El Palmar de Babahoyo están con el agua a la rodilla

Unas familias apenas tienen plátanos de sus predios para calmar el hambre. Problemas de salud se hacen notorios

Una creciente nunca antes vista ha cambiado la vida de Ángel Bazán y su familia en el sector El Palmar, del cantón Babahoyo, provincia de Los Ríos. El agua, que ya tiene cuatro días estancada, inundó su inmueble y lo ha dejado sin ‘camello’.

El miércoles 21 de febrero tuvo que evacuar a su hija y nieto para evitar que se enfermen, pero al día siguiente, él también decidió salir de su casa porque ya no soportaba tener que caminar con el agua más arriba de la rodilla. Adicionalmente, el problema insalubre fue incrementando y la carencia de agua potable era cada vez más visible.

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La escasez de trabajo también les impide a él y a otros damnificados proveer alimento a sus hogares, por lo que sobreviven con pocas raciones de productos que les donan. El plátano que se cosecha en las zonas secas sirve de sustento y los productos enlatados también son la opción que se repite en las meriendas.

Jennifer Palacios almorzó una sopa de queso y arroz con atún. “No hay para más porque todo se ha perdido y por ahí, con la ayuda de la familia, se puede comer, porque no hemos recibido raciones de alimentos de ninguna autoridad”, declaró la habitante de El Palmar.

Algunas familias perdieron varios de sus enseres.Tatiana Ortiz

La creciente se llevó a los animales que criaban y las matas de arroz que habían sembrado. También los dejó sin agua potable y ahora hacen un esfuerzo para comprar botellones para preparar los alimentos.

Jennifer tiene una niña de cinco años, quien ya está presentando erupciones en la piel a causa del agua sucia. “No tenemos ni botas para andar y la comezón es insoportable. Solo salimos cuando necesitamos ir por medicinas o por algo importante, porque nos toca caminar sobre el lodo”, detalló.

  • ENFERMA PERMANACE EN SU CASA

Priscila Obando, de 52 años, tiene cáncer y pese a su enfermedad le ha tocado permanecer en casa por temor a que les roben sus pertenencias. “Aquí estaremos hasta que baje la inundación, porque igual uno tiene cosas de valor aquí. Solo esperamos que las autoridades nos ayuden con lo más necesario”, insistió.

La falta de alimentos y condiciones sanitarias obligó a moradores, como a Ángel Bazán, a salir de sus hogares.Tatiana Ortiz

El río San Pablo aumentó de caudal por el agua que empezó a descender de la cordillera y tras el desbordamiento de este afluente es que se anegaron extensos sectores y unos habitantes debieron buscar refugiarse en zonas más secas.

En todo el cantón existen alrededor de 120 familias aisladas por el desbordamiento de varios ríos. Según la Secretaría de Gestión de Riesgos, a nivel de provincia existen nueve afluentes desbordados. De esos, cinco son de Babahoyo, mientras que los restantes están en Baba, Urdaneta, Montalvo y Vinces. (TOF)

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