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Increíble relato: pescadores duraron 33 días en el océano y terminaron en Costa Rica
Asaltantes les robaron y los dejaron a la deriva. Vieron morir a un compañero y debieron arrojar su cuerpo al mar. Se alimentaron con pescado crudo
En una historia que parece sacada de una novela de aventuras, tres valientes pescadores se enfrentaron a la furia del mar y la crueldad de los pillos. Dos de ellos cuentan cómo sobrevivieron.
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Para Jhon Bryan Quiñónez Flores, Antonio Felipe Angulo Rodríguez y Dionel Belermino Rodríguez Mideros, su viaje rutinario en busca de capturar el pez dorado se convirtió en una pesadilla.
El 28 de febrero de 2024, zarparon desde el Puerto Pesquero de Esmeraldas, en la modesta embarcación Cazador 2, con esperanza de una buena pesca. A 80 millas de las costas de Esmeraldas, unos sujetos los atacaron. Les robaron y los dejaron a merced de las olas implacables.
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Llegaron a aguas de Costa Rica
Otros pescadores también fueron asaltados, pero lograron regresar a tierra firme y alertar a las autoridades. La búsqueda comenzó, pero la corriente arrastró al Cazador 2 hacia aguas internacionales, a 360 millas cerca de Costa Rica.
Tras 33 días de terror y angustia, un buque petrolero indio, en su ruta hacia el Puerto de Esmeraldas, encontró a los náufragos. Los ojos de los pescadores se llenaron de lágrimas al ver la salvación. Dios había escuchado sus súplicas.
“Nunca dejamos de buscarlos, llegamos hasta 180 millas, pero ellos ya se habían alejado mucho por la corriente fuerte”, aseguró Galo Quiñónez, padre de Jhon Quiñónez Flores.
“Yo le doy gracias a Dios por haberme traído a mi hijo con vida, yo pensando, llorando y sufriendo por mi hijo todo este tiempo”, decía Jéssica Flores, madre de Jhon Bryan Quiñónez Flores, de 26 años. Dos de los pescadores sobrevivieron con las últimas raciones de comida que tenían a bordo. Tomaban el agua que recolectaban de la lluvia. Incluso comieron pescado crudo.
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Pero Dionel Belermino Rodríguez Mideros, esmeraldeño de corazón valiente, murió de hambre y deshidratación tras 18 días en altamar. Tuvieron su cuerpo a bordo durante cinco días hasta que sus compañeros optaron por arrojarlo al mar.
“Mi esposo está muerto. Los chicos dicen que murió y lo tiraron al mar. Ya no lo vamos a buscar. Qué vamos a encontrar si ya pasó muchos días en altamar. Solo nos resta esperar que el mar nos lo devuelva”, dijo desconsolada la esposa de Dionel.
“Nos dolió en el alma dejar a nuestro amigo, pero tuvimos que hacerlo porque con él en la embarcación nadie nos iba a rescatar, eso significaba que íbamos a morir los tres”, manifestó Jhon Quiñónez.
Cuando llegó al Puerto de Esmeraldas, Jhon miró al cielo y agradeció. “Estoy vivo por la gracia de Dios”, susurró. Su familia lo esperaba en tierra. Los pescadores regresaron a casa, marcados por el mar y la memoria de su amigo perdido.
Dos misas en memoria de Dionel Rodríguez
Los familiares de Dionel Belermino Rodríguez Mideros, cuyo cuerpo fue lanzado al mar después de cinco días de fallecido, ofrecieron dos misas en su memoria, una en la Catedral de Esmeraldas y otra en la iglesia principal de la parroquia Tonchigüe, donde vivía con su esposa y sus tres hijos.
Rodríguez tenía aproximadamente 15 años dedicado a la pesca, oficio que le permitía solventar los gastos de su familia. Su vida quedó en el océano majestuoso.
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