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El milagro de Alausí: Así fue como se salvó un grupo de feligreses en el alud
Miembros de una iglesia evangélica terminaron su culto dominical, recogieron sus cosas para mudarse, bajó el cerro y con las justas salieron del sitio
Dicen que la fe mueve montañas, pero en esta ocasión esta virtud los protegió de una (montaña) a los integrantes de una congregación cristiana del cantón Alausí, provincia del Chimborazo. Los creyentes de la iglesia evangélica misionera Camino a Betania tuvieron su culto dominical, la noche del 26 de marzo pasado (26M), día en el que 65 personas murieron, otras 44 resultaron heridas y 10 siguen desaparecidas por el deslizamiento de tierra que se dio en la urbe chimboracense.
Un área de 24,3 hectáreas fue la afectada por el derrumbe que transportó gran cantidad de material (tierra, piedras, árboles, edificaciones, etcétera) desde la zona alta de Casual hasta el colegio González Suárez.
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Minutos antes de que se diera el alud, los evangélicos concluyeron su culto, incluso pudieron sacar algunos objetos de la construcción de cinco pisos, tales como los instrumentos musicales con los cuales alaban a Dios y algunos enseres que tenían en su interior.
Un equipo de EXTRA llegó hasta la zona cero y constató el milagro en medio de la tragedia: la avalancha prácticamente bordeó la casa de oración, no se la llevó, pero la pasó rozando.
Solo tuvo afectaciones como la caída de un poste de luz sobre el techo; sin embargo, la fuerza del paso de la tierra perforó dos paredes de dos de sus plantas, ingresando el material en la bodega, la cocina y la zona de la escuelita dominical.
Pero el altar donde realizaban las prédicas y se entonaban las alabanzas permanece intacto, solo se cayeron unos cuantos tumbados del techo y una mesa plástica.
- LA MANO DE DIOS
El presidente de la iglesia, Segundo Zuña, cuenta que el culto inició a las 19:00 y terminó pasadas las 20:30. “Hubo alabanzas, un micromensaje y oración por lo que estaba pasando (la aparición de fisuras en la montaña). Estábamos reunidas unas 35 personas, entre niños, adolescentes y adultos”, manifiesta Zuña, quien confirma que luego de la ceremonia evangélica, empezaron a recoger los objetos, porque las autoridades ya les hablaban de evacuar el sitio por la inestabilidad del suelo.
“Salimos en dos carros y en un camión, cuando de repente se bajó el cerro, se apagaron las luces. Yo fui el último en abandonar la zona, nos pusimos a buen recaudo. Un hermano que vivía al lado de la iglesia, perdió su casa, pero no su vida ni la de sus familiares”, rememora Zuña.
Segundo Zuña, creyente
Su hijo, Ángel, encargado del Departamento de Comunicación del templo, expresa que el último transporte en salir perdió una de sus puertas.
“Fue duro, pero gracias a Dios todos se salvaron. Con lo ocurrido, testificamos de la protección del Todopoderoso. Pueden ver ustedes mismos, la iglesia ‘está de pie’, ya no se puede regresar allá, porque es una zona de riesgo y no se permite la entrada. Aquí quedará el templo, la fe está intacta, se perdieron cosas, mas no la fe”, declara con seguridad el comunicador.
- LAS ADVERTENCIAS
Ese día, el 26M, Segundo Zuña tuvo algunos avisos. A las 09:00 caían piedras, pocas y pequeñas, pero caían. Posterior a ello, a las 11:00, recibió la llamada de un conocido (no creyente). “Me dijo: ‘Ya salgan, no estén haciendo cultos, parece que el cerro se va a caer’. El Creador usó a esa persona”’.
Después, a las 19:30, Zuña sintió un temblor, que nadie más notó. “Yo estaba en el patio de la iglesia”. Ángel recuerda que el derrumbamiento fue a las 21:10, sus hermanos en la fe salieron con las justas.
- CULTO DE ACCIÓN DE GRACIAS
Luego del milagro, y aún sin casa de oración, los creyentes de Camino a Betania hicieron sus cultos hasta en las calles, cerca de la zona cero, del cementerio, de los centros de acopio. El primer culto fue de acción de gracias, actitud en la cual permanecen los integrantes de este templo alauseño que inició con la obra evangelista desde 2002.
Que el Señor les haya guardado la vida es un motivo suficiente para vivir en gratitud, afirma la comunidad religiosa, que se quedó sin estructura física, pero con todas las ganas de seguir alabando y agradeciendo a Dios.
Es más, congregaciones de otras ciudades como Riobamba, Guamote, Guaranda, Colta, se unieron a sus cultos. Actualmente, alquilan un lugar, en el cual se desarrollan las prédicas.
- CAMINO DE BENDICIÓN
Es cierto que ya no tienen versículos pintados en las paredes de su casa provisional, pero aseguran que estos se encuentran tallados en sus corazones.
Ellos saben que caminan a Betania, el sitio donde ocurrió la resurrección de Lázaro. Allí Jesús le dijo a Marta que si cree, verá la gloria de Dios y esta congregación afirma que la vieron. En dicho pueblo (Betania, hoy Al-Eizariya, ciudad palestina ubicada en la Gobernación de Jerusalén), Cristo ascendió al cielo, pero antes de hacerlo, bendijo a sus discípulos.
Los fieles confían que la gracia y favor del Creador está sobre ellos y por eso cantan en quichua: “Tucuiycuna ñañadiosta cantashun maipicaspa payca mana saquinga. Tucuiycuna pay sumack mandascata uyasun. Tucuiycuna shamushun cai Sumak Diosta cantashun (Todos nosotros te alabaremos donde quiera que estemos, porque Tú eres el que no nos va a dejar, querido Dios celestial)”.
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