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Lisseth Ayoví cumple su sueño de tener una casa en Machala
La atleta, oriunda de unos de los barrios más pobres del sur de la capital orense, recorrió las principales calles de la ciudad
Lisseth Ayoví, quien se robó el corazón de miles de ecuatorianos y del mundo tras su competencia en levantamiento de pesas en los Juegos Olímpicos de París 2024, fue recibida por cientos de machaleños que se volcaron a las calles para brindarle apoyo a la deportista, quien trajo un diploma olímpico al ocupar el cuarto lugar.
“Yo fui a disfrutar la competencia. Es el primer diploma para la provincia de El Oro, y me siento orgullosa. Vengo desde abajo, y gracias a la empresa privada y a la alcaldía por cumplir mi sueño de tener mi casa”, dijo la atleta, quien ahora piensa en descansar y luego prepararse para los próximos Juegos Olímpicos.
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El alcalde de Machala, Darío Macas, la recibió la tarde de este martes 13 de agosto en el cabildo y le dio la noticia de que tendrá una casa de dos pisos valorada en casi 60 mil dólares. “Nosotros ya habíamos conversado con Lisseth antes de que viajara a los Juegos Olímpicos. Era un deseo de ella, y ahora se lo estamos cumpliendo. Gracias a la empresa privada y a la alcaldía, tendrá su casita, que vamos a hacer de dos pisos”, dijo el alcalde.
A las 12:00 de este martes inició la caravana por la Av. 25 de Junio, desde el Monumento al Bananero hasta los bajos del Municipio. Durante el recorrido, Lisseth saludó a los machaleños que madrugaron para ver su competencia.
Ayoví y su desafió en París 2024
Lisseth comenzó su actuación levantando 117 kg, luego aumentó a 121 kg y continuó con 123 kg. No se detuvo ahí: logró levantar 156 kg, 160 kg, y, aunque intentó levantar 167 kg, no pudo completar el esfuerzo. “Es la primera vez que levanto 160 kg en una competencia, fue un esfuerzo duro”, dijo la machaleña. A pesar de este desafío final, su desempeño fue aplaudido y reconocido a nivel mundial. El Comité Olímpico le otorgó un diploma y un trofeo por su destacada actuación en su debut olímpico.
Una vecina de la atleta la acompañó en la caravana y comentó que esta participación es el resultado de años de arduo trabajo y dedicación, superando obstáculos desde su infancia. Lisseth, que fue marginada en los Juegos Olímpicos de Tokio, nunca perdió la esperanza y siguió adelante con la misma pasión que la motivó a alcanzar el podio en Francia. Su madre, siempre a su lado, jugó un papel crucial en su éxito, alentándola y apoyándola en su camino.
En el barrio Nuevo Pilo, al sur de la ciudad, se sienten orgullosos de Lisseth Ayoví, una joven que ha logrado transformar su vida a través del deporte. A pesar de las dificultades económicas y la ausencia de su padre, Lisseth encontró en su madre, María Cabezas Valencia, su mayor fuente de apoyo y motivación.
Una vida llena de dificultades
Desde temprana edad, Lisseth enfrentó la pobreza junto a sus hermanos Carlos Javier, Dayse Laritza, Leonel y Juliana. Su madre, pese a las vicisitudes de ser madre soltera, trabajó arduamente para mantener a su familia y asegurarles un futuro mejor. Aunque los recursos eran limitados, se esforzó en inscribir a Lisseth en la escuela Enrique Mora Sarez, donde Lisseth inició su educación primaria. Posteriormente, la joven fue transferida a la escuela Jaime Roldós, pero eventualmente regresó al Enrique Mora Sarez para culminar su educación primaria.
¡TE GANASTE NUESTRO CORAZÓN! 🥹🙌
— Diario Extra (@DiarioExtraEc) August 11, 2024
👉 En una inspiradora y emotiva presentación, la ecuatoriana Lisseth Ayoví tuvo que conformarse con diploma olímpico (4.°) en los +81 kg femenino de la halterofilia de #París2024.
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A los 10 años, Lisseth comenzó a acompañar a su hermana Laritza a la Federación Deportiva de El Oro, donde se familiarizó con el levantamiento de pesas. Fue entonces cuando descubrió su pasión por este deporte. A pesar de la pobreza, Lisseth no se rindió. Recogió chatarras en las calles y vendió cocadas en buses intercantonales para contribuir al hogar y mantenerse en el deporte que amaba.
El esfuerzo y la dedicación de Lisseth pronto dieron frutos. Su madre, que siempre estuvo a su lado, la animó y apoyó durante las competiciones, incluso cuando Lisseth pensaba en abandonar.
El 29 de junio de 2011, Lisseth fue oficialmente afiliada a la Federación Deportiva de El Oro. Desde entonces, ha continuado perfeccionando sus habilidades y técnicas, convirtiéndose en una destacada atleta en el levantamiento de pesas.
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