La tranquilidad de la parroquia San Mateo, en Esmeraldas, se vio abruptamente interrumpida el pasado martes 19 de noviembre, cuando un llamado desesperado al Sistema Integrado de Seguridad ECU-911 desató una intensa búsqueda. Junakel Pacho, un joven de apenas 18 años, desapareció misteriosamente mientras disfrutaba de un día al río con familiares y amigos. La angustia se apoderó de la comunidad, que ahora enfrenta una pesadilla que nadie deseaba vivir.

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Desde el momento en que se reportó su desaparición, el Cuerpo de Bomberos de Esmeraldas activó un operativo de rescate. Equipados con buzos profesionales, los rescatistas se lanzaron a las aguas turbulentas del río Esmeraldas, buscando incansablemente al joven. La esperanza de encontrarlo con vida se desvanecía con cada hora que pasaba, y la tensión crecía entre los seres queridos que aguardaban noticias.

Fue hallado tres días después 

La mañana de este viernes 22 de noviembre, la situación se tornó aún más sombría. Un nuevo llamado al ECU-911 solicitó la colaboración de los buzos para recuperar el cuerpo de Junakel, que había sido hallado en la misma corriente que lo había engullido.

Bajo el mando del Cabo Mauricio Quiñonez, un equipo de cuatro efectivos se dirigió rápidamente a la altura del sector La Victoria. La atmósfera era densa, cargada de dolor y desesperación.

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Al llegar al lugar, los rescatistas, junto con personal de la Policía Nacional, se prepararon para realizar las técnicas de extracción necesarias. El Subteniente Danilo Blandón, jefe operativo del CBE, lideró el operativo, que se convirtió en un momento desgarrador para todos los presentes.

La búsqueda que había comenzado con esperanza ahora culminaba en una tragedia, dejando a una familia rota y a una comunidad en shock.

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