Kléber Bustamante Baidal, un agricultor de 32 años, descubrió este fenómeno tras limpiar el tronco de un árbol que se había caído por las fuertes lluvias. Tres días después, notó que el árbol había regresado a su posición original, con las raíces aún en la tierra, lo que generó curiosidad y fe entre los habitantes de la zona.

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El fenómeno no solo se hizo conocido en Mocache, sino también en otras provincias. Los visitantes llegaban para ver el “árbol milagroso” o “palo parado”, buscando alivio y milagros. Kléber y su familia convirtieron su finca en un lugar de peregrinación, donde las personas oraban y tocaban el árbol en busca de sanación.

Los feligreses llevaban consigo objetos personales para dejarlos colgados en el tronco como ofrendas: anillos, ropa y fotografías, reflejando la devoción de quienes visitaban el lugar. Además, un pequeño riachuelo cercano se volvió un sitio donde la gente se bañaba y recogía agua, creyendo que era “bendita”.

El padre de Kléber, Humberto Bustamante, aseguró a EXTRA que el árbol había estado en el lugar durante siete años y que era el único de su especie en su propiedad. Atribuyó el fenómeno a una intervención divina y estaba dispuesto a compartirlo con quienes buscaban un milagro.

A pesar de las creencias, también hubo escépticos que no creyeron en la historia del árbol levantado.

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